Nueve meses de embarazo.
Alem.
—Estuve buscando empleo en el periódico —le dije a Guadalupe y a José.
—¡¿Qué?! —los dos gritaron la pregunta como locos.
—Lo que escucharon.
—Estas loca —dijo Lupe.
—Ya tranquilízate —José me entrego un jugo de naranja —. Debes descansar para el parto, estas a días de dar a luz. No seas necia.
—Pienso lo mismo que mi hermano. Es hora de que descanses.
—¿De donde voy a obtener el dinero que me falta?
—¡Desde que te mandaron a la mierda en la biblioteca te has dedicado a realizar labores pesadas que no deberías hacer! —la preocupación de mi amiga era notoria — ¡Haces el aseo de casas, hoteles ¿Qué más sigue Alem? ¿Burdeles?!
—¡Lo que sea necesario! ¡Tengo que salir adelante!
—Ya cállate, ni sigas con esto —dijo José —. Vamos a relajarnos todas y hablaremos de esto después de que la nena nazca.
—Esta bien —me deje caer en la silla del comedor —. Les recuerdo que no deben decirle a nadie sobre el hospital donde voy a tener a mi bebé ¿Entendieron?
—Ya lo sabemos —dijo Lupe —. Come que después tenemos que irnos. Las cosas por la residencia se pusieron feas.
—¿Por qué? —sentí nervios al pensar que Cyrille no se encontraba bien de salud.
—La odiosa de Viviane enloqueció con la limpieza —rodo los ojos —. Es obvio que el patrón lo pidió pero... es excesivo.
—Ya veo —suspire—. A él le gusta mucho la limpieza.
—¡Si, ni que se diga! —José devoro la comida que su hermana le sirvió.
Después de que los dos únicos amigos que tengo se marcharon, vomité todo lo que comí, mi estomago estaba muy sensible. Me bañe antes de meterme a la cama. Acaricie mi pequeña barriguita antes de quedarme dormida. Últimamente he sentido ligeros cólicos en el abdomen bajo, es algo normal ya que mi cuerpo se esta preparando para el parto. Un fuerte dolor me despertó, sentí el movimiento de mi bebé y con calma me senté en el borde del colchón.
—Respira —me dije a mi misma. Nuevamente otro cólico intenso me hizo sujetar la sabana con fuerza —cálmate, Alem, todo está bien —esperé a que pasara el dolor para ponerme de pie y con sorpresa sentí claramente como la fuente se reventó. El líquido se esparció en todo el suelo —. Es momento de que me vaya al hospital —como pude y con intensas contracciones me cambie de ropa, todavía me di el tiempo para limpiar el desastre que deje en mi habitación. Sujete mis pertenencias y las de mi niña y baje por el elevador. Una tercera contracción sucumbió mi cuerpo al caminar en dirección a la puerta.
—¿Se encuentra bien señorita? —el guardia del edificio me aproximo una silla.
—Si... ¿me haría el favor de pedir un taxi?
—Claro que si —inmediatamente tecleo un numero en el teléfono —. Ya viene para acá —estaba preocupado —¿Se siente mal?
—Voy a tener a mi bebé.
—¿Apoco esta embarazada? —levante el holgado suéter para que observara mi pequeña pancita —. No me esperaba eso, ahora si me sorprendió señorita. No se le nota su barriguita.
—Fue un embarazo extraño —sonreí.
—Si lo creo —sujeto mi mano con cariño —. Si le duele puede apretarme, soportare el dolor por usted —el señor estaba angustiado —. Mi esposa también estuvo en su lugar hace un par de años.
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Voraz.
FantasyDurante la época de 1933 el coronel Cyrille Leroy se enfrenta a innumerables cuestiones personales, pero al encontrarse con una bella mujer de piel como la noche queda fascinado con la elegancia de su personalidad. Jamás se imaginaria que su vida c...