Capítulo 103.

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Narrador omnisciente.

Ultima semana de noviembre de 1956.

Ocho meses después.

Las cosas con el matrimonio Leroy parece llevar un buen rumbo, la pareja disfruta del tiempo juntos y no dejan pasar la oportunidad de devorarse en cualquier lugar donde se les ocurra poseerse. Para Cyrille, Juliette es el centro de toda su atención ya que su esposa se ha ganado la confianza de la bestia que felizmente la protege de cualquier adversidad.

El amor está fluyendo por los aires y eso no es bueno para nuestro querido coronel...

En tan poco tiempo las ganancias de la empresa Legrant han ido en aumento gracias a las brillantes ideas de Cyrille, no solo trasportan vinos sino también han optado por irse por el rumbo de comercializar abrigos de pieles de animales, específicamente osos y felinos. Las cajas fuertes de la familia se han saturado y con ello, llego la oportunidad de adquirir más propiedades para que el imperio siga creciendo, así como en un principio se planeó.

El coronel no ha desaprovechado la oportunidad de ayudar a su familia a crecer, le ha enviado una fuerte cantidad de dinero a su hermana hasta Argentina. Colette agradeció el gesto que tuvo su hermano adquiriendo una residencia más grande en el centro de la ciudad. Por otra parte, Willy aprovecho el dinero que su fiel amigo le entrego para invertirlo en un negocio familiar. Gretta decidido comprarse un auto y construir un pequeño centro de salud donde ella podrá trabajar siendo su propia jefa. El general... bueno, el decidido quedarse para apoyar al hombre que le regreso la esperanza a su vida entregándole lo que más ama en este mundo... su nieto.

—Viajaremos a América mañana —le dijo Cyrille al general.

—Perfecto Leroy.

—¡¿Viajaremos porque ya casi es mi cumpleaños?! —dijo Harry con algo de ilusión.

—Así es —sonrió el francés.

—¡Quiero una fiesta con muchos payasos y muchos dulces!

—Claro que sí.

—Cyrille ¿Juegas conmigo?

—¿A qué? —frunció el ceño.

—¡A atraparme!

—¡Tramposo!

El creador de la criatura corría detrás del pequeño que considera más que su hijo, es un lazo que muy difícilmente puede describir el coronel, sabe bien que nunca podrá abandonar a Harry ni mucho menos desatenderse de él. Mientras ambos ríen y corren entre los grandes jardines de la residencia Legrant, Juliette los mira desde la ventana de su alcoba y comprueba con dolor que su esposo sería muy feliz si ella estuviera en cinta. La señora Leroy conoce su estado físico y es imposible que algo así suceda, a veces el remordimiento la consume por dentro pensando cada día en lo que estuviera sucediendo si no hubiera cometido tal error en su pasado, quizás, ahora, estuviera en la dulce espera de un bebé que sellaría la unión con su amado.

El viaje tuve que posponerse por un retraso en los productos que serían enviados a España, Cyrille y su esposa demoraron en resolver el aparatoso problema recurriendo a locatarios con pequeños camiones quienes serían los encargados de trasportar los vinos y los abrigos hasta el lugar de destino. Perdieron una fuerte cantidad de dinero, aunque eso jamás les causara conflicto, son tan capaces de duplicar la cifra en ganancias en un par de semanas.

Con todo en orden decidieron abordar el avión que los llevaría hasta la antigua residencia del general. Las horas transcurrieron bastante lentas, parecía que el viaje era más largo de lo que recordaba el coronel. Con amor sujeto la mano de su bella Juliette y deposito un fiel beso en su pálida piel. Es increíble que en tan poco tiempo Cyrille comience a sentir un gran amor por la francesa que lo ama con demencia, ambos se están entrando plenamente a los sentimientos que han surgido poco a poco desde que contrajeron matrimonio. Las guerras campales solo las viven en la cama, demostrando que uno de los dos es el más posesivo que el otro. En cada uno de los rincones de su alcoba han dejado la esencia del deseo que se tienen, las ganas de fornicar jamás quedaran de lado cuando mutuamente se provocan.

Voraz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora