Capítulo 1

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"Todo héroe comienza con un sueño, pero no todos los que sueñan acaban como héroes"

El sueño del héroe – Jerónimo de la Corte.

–Michelle Smith–

– Michelle Smith, ¿quieres parar de gandulear y empezar a trabajar?

Una voz avejentada y cascarrabias me sacó de mi lectura.

Era la voz de Fernand, un hombre bajito de no más de metro veinte, mayor, aunque de edad incalculable. Era mi compañero en mi nuevo empleo, siempre estaba encima mío.

Hacía poco que había cumplido dieciséis años, y por ende, ya estaba en edad de trabajar. Mi familia esperaba que hubiese continuado con el negocio familiar, la herrería. Y aunque no lo dejé del todo, busqué otras alternativas. Alternativas relacionadas con el mundo mágico.

No había tenido mucha suerte, alguna fiesta para donde necesitaban un mago que entretuviese a los chavales, pero nada destacable.

Hasta que un día recordé  un negocio que había descubierto hacía ya unos tres años, el cual se había convertido en una parte importante de mi vida.

La tienda de antigüedades y artículos mágicos, Fairy Luck.

Cuando lo descubrí había quedado prendada con el lugar, desde fuera, no era más que una fachada más, algo anticuada, acompañada de un simple cartel hecho de madera desgastada en el que únicamente venía escrito el nombre de la tienda, con un hada, una figura femenina y con alas de insecto, apoyada en su última letra, la K.

Pero su interior, era mucho más acogedor. Estanterías llenas de libros y papiros de historias de los más grandes aventureros, hechizos mágicos y grabados que esperaban a ser desempolvados. Junto a un montón de material e instrumentos mágicos, usados tanto en hechizos como en pociones.

Sin duda, era un lugar en el que simplemente podría pasar horas y horas.
Que de hecho, las pasé.

Así que cuando me enteré de que necesitaban personal, no dudé en presentarme.

Cuando fuí aceptada fue de los momentos más emocionantes de mi vida, podría estar en ese lugar mágico y compartir mi afición con los demás,tal y como siempre había soñado.

Los primeros días fueron emocionantes, pero ya que llevo una semana aquí me he dado cuenta de algo.

Fairy Luck no era precisamente popular. Apenas había clientes y los días se hacían monótonos. Aquel día no era una excepción.

– Fernand...venga, no hay clientes. Y el jefe no está mirando, relájate. Además, te faltará poco para jubilarte. – Bromeé, mientras dejaba el libro que leía en el mostrador y sacaba un espejo para peinarme.

– Mira, niña. Aún estoy en la flor de mi vida; y no trates de distraerme, aquí nunca se deja de trabajar. ¿Has ordenado los estantes? ¡¿Has hecho inventario?!

Me miré al espejo; mi pelo negro azabache se despeinaba con facilidad, así que tenía que mantenerlo corto y recogido en dos coletas que aun así no lograban ocultar mis remolinos.

Mis ojos eran marrones, sumado a que era una chica a la que no le gustaba arreglarse; que no fuese muy alta, metro sesenta; bueno, no destacaba mucho.

Creo que mi único rasgo, algo, distintivo era un lunar bajo mi ojo derecho, bueno, y mi ropa; aunque esta no es que me hiciera precisamente atractiva, pues vestía con camisa blanca y pantalones marrones de cuero, útiles en la herrería,sí, pero en lo que se refiere a otros temas, cómo que no.

Fairy Luck : La marca del Fénix || Libro 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora