“Toda nuestra vida puede cambiar por un solo detalle”
La fugacidad de las ideas – Rick Sánchez.
–Nath Lake–
Cuando empecé a investigar los movimientos de Rin no esperaba encontrarme con una portadora de la llama totalmente ida de sí, sin compasión, la portadora había quemado hasta los cimientos el edificio de Fairy Luck, con todos sus integrantes dentro.
A ese dios ni siquiera le había temblado la mano, Kail-un era una criatura simplemente horripilante.
Dejamos que se llevasen a la portadora en el carruaje que Rin había hecho traer, no era necesario un enfrentamiento ahora, obviamente, Arthur no estaba de acuerdo en quedarse de brazos cruzados, juzgándome con la mirada por quedarme impasible mientras esos dos supuestos dioses provocaban el caos. Pero, en el fondo, él sabía que no podíamos hacer otra cosa más que esperar, aunque le doliese.
Nos mantuvimos en silencio, observando desde lo alto de una de las azoteas junto a Carnigan.
– Sigámosles... – Ordené, me giré en busca de Arthur, pero no lo vi – ¿Arthur?
Carnigan señaló con el pulgar hacia la tienda, Arthur había bajado a la calle y se dirigía directo hacia los escombros de lo que una vez fue la tienda de Fairy Luck, ahora un montón de madera en llamas.
– Será idiota... – Me dejé caer del edificio y dejé que la capa aprovechase las corrientes de aire y amortiguaden la caída.
Arthur intentaba abrirse paso entre las llamas, incluso si la intensidad de las mismas era demasiada, una pequeña bocanada casi le quemó la cara, pero él siguió, no iba a parar por nada en el mundo, lo veía en su mirada llena de determinación, pero con determinación no iba a hacer nada.
Controlé las corrientes de aire, las acumulé y las lancé con un movimiento de corte rápido con mi mano. Una bocanada de aire golpeó con furia a las llamas, dejándolas sin oxígeno y extinguiéndolas, dejando un montículo de ceniza carbonizada.
Arthur aprovechó y empezó a rebuscar entre los escombros.
– Arthur, no han sobrevivido. Es imposible...
– Tienen que...no me creo que ella... Haya eso con sus amigos.
– Arthur, esa cosa ya no es Michelle. Es un monstruo, peligroso, violento, y tenemos que detenerlo.
– Ayúdame a encontrarlos. Por favor... Tiene que haber esperanza, Nath. No podemos perderla...
Sin otra alternativa, empecé a apartar las maderas, haciendo usa de mi fuerza sobrehumana para apartar las vigas más pesadas.
Encontré el cartel de Fairy Luck, donde la F y la L aún brillaban. Feanor y sus firmas...
Mi vista se detuvo en un pequeño objeto metálico, un broche de oro, con el escudo de la familia Lake. El mismo que Ellen solía llevar para sus discursos, pero cuando perdió las esperanzas de conseguir la victoria, ella lo había tirado a un lago. ¿Feanor lo había buscado? ¿Lo había conservado?
¿Por qué?
– ¿Ves algo? – Preguntó Arthur, sacándome de mi ensoñación.
– No. No es nada... No hay nada.
– Esa es la cosa. No hay ni un cuerpo.
– ¿No hay cuerpo? – Me extrañé. – Eso quiere decir que...Lograron escapar...¿Cómo?
– Magia, en concreto, magia humana. Es decir, engaño. Como diría Michelle, simple. Atraes su atención por un lado, con una gran explosión y humo, y haces las cosas por otro lado. Así se hace un truco de mágia.
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Fairy Luck : La marca del Fénix || Libro 1||
Фэнтези"¡Sean todos bienvenidos a Fairy Luck! Tu tienda de antigüedades y artículos mágicos de confianza." ★ Situada en el corazón de Brinchexter, ciudad inglesa en plena Revolución Industrial de un mundo donde existe la magia, se encuentra la tienda de Fa...