Capítulo 16

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“Era el fin. La garganta quemaba,  los ojos lloraban y las extremidades no respondían, mientras se mantenía en pie en ese infierno de fuego y sangre.
No había rabia, ni dolor, ni tristeza. Sólo miedo.
No te recomiendo el olor a muerte”

Lamento del caído – Krane Dell

–Arthur Wellington–

Llegué a una tienda de campaña. Un grupo de cuatro soldados de más o menos mi edad jugueteaban con cartas y apostaban tabaco. No tenían estrellas y era notable que eran cabos. Por su forma física, seguramente, apenas llevaban unos meses en el cuerpo

Nadie reparó en mi presencia, mientras dejaba mi equipo en mi litera. Algunos miraron con curiosidad, pero rápidamente volvieron a lo suyo.

– Hola... – Saludé tímidamente, pero nadie respondió, o me ignoraban o no me habían escuchado.

La cosa cambió cuando Nath irrumpió en la estancia. Los cuatros soldados se apresuraron a esconder el tabaco y las cartas y se pusieron firmes. Nath simplemente los observó en silencio mientras se paseaba por la estancia.

– Tío... Saluda. O nos castigará a todos. – Me dijo un soldado que parecía el más joven de todos. Con suerte llegaba a los dieciséis.

– ¿Qué? – Me extrañé, un Cuervo no debería poder castigarles. Son soldados de otro país, no tienen autoridad sobre ellos.

– Lo que has oído... Y deja ese equipo. No es reglamentario. ¿De dónde has salido?

– ¿Qué ocurre aquí? – Preguntó Nath

– ¡Lo siento, señora! – Gritó el chico poniéndose tan recto como si tuviese un palo por el culo.

– Eso está mejor. Bien, vosotros formáis el escuadrón alfa de la séptima partida. El nuevo miembro es Arthur Wellington.

– Wellington... ¿Cómo el capitán general? – Se sorprendió el chico, me estaba poniendo de los nervios.

– Él será vuestro capitán de aquí en adelante. Y más os vale no protestar, ha sido elegido por el mismismo rey George como héroe de Brinchexter. Así que las órdenes que dé son incuestionables, y yo me encargaré de que así sea. ¿Entendido?

– Sí, señora. – Dijeron tres de ellos, menos el menor que se quedó sorprendido conque fuese héroe de Brinchexter.

– Muy bien. Coged vuestro equipo. Nos vamos de excursión. Panda de niñatos. Arthur, tu nueva armadura te espera en tu cajón. Toma la llave. ¡Un, dos! - Nath salió a paso ligero,  los soldados salieron con ella.

Abrí un cajón que había bajo mi litera y de él saqué una casaca roja, muy parecida a la que llevaba, aunque tenía más bordados dorados y su textura era extraña, no parecía tela, sino algo menos poroso. Parecía metal, pero era sorprendentemente ligero, como si fuese una hoja de papel

Me puse la casaca, cogí mi equipo, decidí llevarme la mochila de Michelle y salí al trote.

–Nath Lake–

Cómo odiaba aquella situación. El aire era árido, pero el ambiente era húmedo y cálido. Mi túnica se me pegaba a la piel, y la máscara apenas me permitía transpirar.

Aún así podía soportarlo, me he entrenado para ambientes peores.

Lo peor es que había visto de lo que era capaz esa pequeño monstruo de Michelle, o más bien la piedra de Kail-un. La piedra se había fracturado, quizás ya no funcionaba, o quizás el poder de Kail-un estaba en otro lugar...o peor, Michelle era el receptáculo directo de dicho poder. Si eso era así, ¿cómo es que no estaba muerta? Tendría que haber sobrepasado su límite humano por mucho.

Fairy Luck : La marca del Fénix || Libro 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora