Capítulo 29

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“Es curioso como entre las sombras sigue existiendo la luz. Pero más curioso es que la luz contenga en su interior tinieblas"

Sueño a la luz de una hoguera – Yin Kallam

Michelle Smith

Calles llenas de vida pero sin alma. Cada habitante de esa a primera vista bella ciudad, por la esquisita y perfecta arquitectura y las hermosa decoración y ambiente que daban esas plantas luminosas, caminaba sin rumbo fijo. Ni siquiera sus hermosos y coloridos ropajes de hojas lograban esbozar una pizca de esperanza en ese ambiente frío,lúgubre y desesperanzador.

Lo que más llamaba mi atención era ver cómo la mayoría de elfos de ese lugar llevaban capucha, pero solo la usaban cuando me veían, ocultando su cálido cabello bajo este, en algunos casos iban rapados. Pero todos se apartaban al verme, tarde algunos minutos en darme cuenta de eso. Al principio solo era una sensación pero ahora no podía parar de sentir el miedo de cada ciudadano ante mi presencia.

Me hacía una idea al porque me temían, como dijo Feanor, cuando el color del cabello de un elfo tiende a los colores fríos más maná genera pero más inestable se vuelve.

Por otro lado, cuando los ojos de un elfo tienden a los colores cálidos más control tiene sobre su maná a cambio de poder usar solo una pequeña parte.

La forma que me había dado Feanor era la de una elfina muy poderosa. Una que generaba lo máximo de maná que un elfo puede aguantar por tener cabello azul y un control sobre el mismo bastante aceptable por mis ojos naranjas. Ver a una extraña con tal potencial debía imponer.

La cosa es que sólo había visto a actuar a elfos de mediano a bajo potencial mágico y ya eran capaces de cosas que para mí eran imposibles. No me quería ni imaginar a un elfo de ojos rojos y pelo azul en pleno potencial. Alguien como Nath.

Feanor había acelerado el ritmo. El tiempo dado por el Cuervo se había agotado y en esas calles éramos blanco fácil.

Alcé la vista, los muros de los edificios parecían tocar el cielo y, en sus puntas, los Cuervos esperaban pacientes con el viento ondeando sus capas. Lo vigilaban todo. Era una visión grotesca y horripilante, sentir que había ojos por todas partes, que vigilaban la vida de cada habitante en esa ciudad.

– F...¿Puedes bajar el ritmo? Tengo que dar el doble de pasos para recorrer lo que tú das en uno...me estoy asfixiando... – Protestó Fernand.

– Tenemos que darnos prisa... Tiene que faltar poco... – Explicó Feanor.

Conforme más nos adentrábamos entre las cada vez más angostas calles de Krähennest, más descuidado estaba todo. Con basura tirada por el suelo, muros resquebrajados y una oscuridad cada vez más presente.

Algunos elfos de aspecto demacrado descansaban apoyados en la pared, afilando o jugueteando con cuchillos y clavando sus frías miradas a nuestro paso. Sentí la necesidad de salir corriendo pero seguí a Feanor.

– Feanor...¿De verdad tenemos que ir por aquí? – Pregunté.

Algo chocó conmigo, bajé la mirada para ver qué era. Una niña de no más cinco años se encontraba tirada en el suelo mientras se acariciaba la cabeza. Vestía con un vestido de hojas que ya parecían marchitas, con bastantes jirones y parches. Su cara y uñas estaban sucias y su cabello ,rojo como la sangre, estaba descuidado, enmarañado y lleno de grasa.

– Perdone, señora...no miraba por donde iba... – Dijo con timidez mientras se reincorporaba

– No...no pasa nada. –Dije.

Fairy Luck : La marca del Fénix || Libro 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora