Capítulo 56

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"Avanzamos por la vida como un tren sin frenos, demasiado rápido para apreciar el paisaje, sin poder volver atrás y con un destino claro, pero a la vez, incierto y temible"

Ladron tiempo – Anthony Jibs.

Fey Latrom–

Había esperado tanto este momento que, cuando vi a uno de esos sucios Cuervos asomar el pico no me lo pensé y disparé con mi pequeña.

Era increíblemente satisfactorio, el calor en el cañón, la fuerza del martilo recorriendo mi brazo, y el crujido de la cabeza de ese imbécil antes de caer al suelo inmóvil, el poder de decisión sobre la vida y la muerte de los demás, solo con un simple botón.

Ellos se lo habían buscado, solo estaban recibiendo mi venganza.

Los Cuervos reaccionaron defendieron, inútilmente, el cuerpo de su compañero y los Lobos tuvimos que atacar al ser descubierta nuestra posición.

– ¡¿Qué coño, Fey?! Teníamos que mantener la posición. – Protestó Aristo como costumbre, quitándole la diversión al asunto – Nos has descubierto.

– Relájate, hermanito. Además, Fenrir dijo que distrajésemos a los Cuervos. Hago lo mejor que se hacer para distraer, bueno, lo segundo... Pero para lo primero tendría que quitarme la ropa y no tendría mis armas a mano...y estarías mirando, que vergüenza.

– Prepárate, porque vienen un montón de Cuervos cabreados.

– Hermanito... Siempre estoy preparada. – Una bala pasó rozándome el hombro. Reaccioné devolviendo el disparo. – ¡Eh, subnormal, que estoy hablando! Un respeto.

– Tú no estás bien de la cabeza...

Los Cuervos se acercaron a nosotros dos a toda velocidad, los disparos zumbaron a nuestro alrededor, eran demasiados para nosotros dos, así que nos escondimos tras un muro.

– ¿Algún plan, genio? – Protestó mi hermano.

– Yo soy de dejarme llevar, el que piensa eres tú... pero de hecho...sí. – Tararée.

Esperé a que esos imbéciles rodearán nuestra posición, entonces dí la orden.

– ¡Ahora, Festo!

Una seríe de explosiones recorrieron toda la calle de aquel barrio pijo, el calor del fuego abrasaba la piel, pero era altamente gratificante ver ese espectáculo de luces y explosiones. Todos esos Cuervos habían caído en mi trampa.

Los Cuervos que quedaron se aglotinaron confundidos, buscando nerviosos el origen de ese caos.

Entre las llamas, la imponente armadura de Festo avanzaba sin preocupacion, recibiendo los disparos y ataques mágicos de los Cuervos sin inmutarse.

Desplegó un cañon de su espalda, las chimeneas, o tubos de escape de su armadura expulsaron una gran cantidad de humo negro.

El cañón se iluminó con un haz azulado y disparó un pontentísimo disparo que destrozó a aquella escoria.

– ¡Toma ya, Festo! –  Grité emocionada, mi trampa había funcionado a la perfección.

– Las mejoras que me propuso la humana no están nada mal... – Comentó Festo – Michelle me cae bien, más vale sacarla de una pieza.

– No era necesario matarlos. – Protestó Aristo.

– No me seas moralista ahora, hermanito. Ellos nos habrían metido un tiro sin dudarlo. Y puede que conociese a alguno de estos cerdos... Créeme, se merecían morir.

Fairy Luck : La marca del Fénix || Libro 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora