Capítulo 15

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“Solamente sigo órdenes”

Historia de un soldado – Joel Ross

–Arthur Wellington–

El día anterior había sido agotador, pese a que estoy acostumbrado a los entrenamientos intensivos de Kirkwood, ayer había sido demencial.

Casi había echado la papilla, estaba lleno de moratones y no recordaba el caer tendido en mi cama de esa manera desde casi los inicios de mi instrucción.

Si me había entrenado así es que algo gordo se acercaba, estaba emocionado porque podría ser mi primera misión, el momento para el que me habían preparado había llegado, eso o Kirkwood solamente quería reírse un rato de mí.

Entonces me despertaron, cuando creí que por fín había empezado a soñar,  pero no fue con el cantar de una trompeta, como estaba acostumbrado. Una voz femenina decía mi nombre en voz alta.

Me levanté, aún algo adormilado, y destrozado por el día anterior. Ojalá tuviese cinco minutos más, me decía.

Cuando abrí los ojos casi me muero del susto. A los pies de mi cama, la chica con máscara de cuervo de hace unos días me vigilaba entre las sombras con su siniestra mirada vacía. Creo que dí un chillido muy poco varonil.

– Felicidades, Wellington. Si estuviésemos bajo ataque usted, y toda su escuadra estarían muertos. Lo que podría llevar a la falla de toda una operación, con la pérdida de dinero, tiempo y moral que eso conlleva, sin contar que podría ser la brecha perfecta para el fin del reino que protege. Incontables vidas perecerían por su culpa...
Una actuación ejemplar, sin ninguna duda.

Se burló de mí la chica. Pero manteniendo su actitud recta y formal.

– Ya... Pero, ¿acaso yo te espío mientras duermes? Eso es raro.

– Vistase soldado. Notará que no está en su dormitorio. No haga preguntas, se le resolverán más tarde.

Nath se fue, cerrando la puerta tras de sí y dejándome a oscuras.

¿Pero de que iba todo esto? No había tiempo para pensar. Casi a tientas logré dar con el botón de la luz eléctrica. Una bombilla se iluminó, primero  sus varillas se volvieron rojas  para poco a poco dar una luz blanca que me permitió ver.

Estaba en una habitación bastante lujosa. Con acolchados de terciopelo, cortinas de colores, y algunos espejos.
Los suelos eran de mármol

Estaba alucinado con aquel lugar.

En una silla habían colocado mi uniforme, con el armamento reglamentario. Espada larga y corta, junto a un rifle.

Me puse mi equipo y salí de la habitación, tras peinarme un poco.

Nath me esperaba al otro lado.

– Sigame.

Seguí a la elfina por los elegantes pasillos del lugar, con techos altos y abovedados, y con grandes ventanales desde los que se veía todo Brinchexter.

– ¿Dónde estamos? – Pregunté.

– Has entrenado toda tu vida para ser caballero real, ¿verdad? Hoy ha llegado el día.

Las palabras me impactaron, pensé que cuando escuchase esas palabras serían un momento glorioso, pero se sentía seco,crudo y pesado.

– Pero... ¿No tendría que graduarme junto al resto de reclutas? Quedan algunos meses para la graduación. – Expliqué.

Fairy Luck : La marca del Fénix || Libro 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora