Fairy Luck : La marca del Fénix || Libro 1||

Capítulo 20

"El aprendizaje de la magia nos lleva al conocimiento de nuestra realidad"

Bases lógicas de la mágia - Víctor Flamel

–Michelle Smith–

– Vale, unos pequeños ajustes y... - Feanor manipulaba una gema con sumo cuidado, con lo que parecía un alfiler.

La gema era del tamaño de una pulgada y la mantenía sobre una estructura de metal que parecían las patas de una araña.

Feanor utilizaba una serie de lupas que manejaba a voluntad con una ruedecilla y unos botones, pudiendo ver las cosas del tamaño que desease.

No entendía bien lo que estaba haciendo pero era hipnótico ver como grababa la gema. Me recordaba a cuando de pequeña me quedaba observando a mi padre trabajar en la forja. Se notaba que era un gran artesano.

– Voilá...perfecta. – Dijo Feanor mientras se retiraba orgulloso de su creación. Entonces tocó la gema con su dedo índice y esta adquirió un brillo azulado y vivo.

–¿Ahora Fairy Luck se dedica a la joyería? – Bromeé

– No es mala idea, pero no.

–  ¿Entonces que es?

– Ya lo verás. ¡Ari, ven aquí!

– Ari estar aquí... – Contestó Ari sobre nosotros.

Nos llevamos un buen susto, se encontraba enganchada del techo, ocultándose entre las sombras, sus ojos verdes destacaban en la siniestra oscuridad que ocultaba su cuerpo.

– ¿Cuánto tiempo llevas ahí? – Pregunté

– ¿Tiempo...? – Se extrañó Ari bajando del techo. – Ari no saber...

Me sorprendía lo sigilosa que era. Ari podía estar en cualquier lugar e ir a cualquier lugar y nunca te darías cuenta.

– Bueno ya que estás aquí... – Feanor introdujo la gema en un colgante que luego ofreció a la hormiga. – Ponte esto, es un regalo.

Ari agarró el colgante con emoción.

– ¡Regalo! ¡Regaloooo! – Gritó llena de alegría mientras levantaba el colgante alto. Lo zarandeaba tan fuerte que parecía que lo iba a romper, para luego intentar morderlo.

– Ejem, Ari. Póntelo al cuello. – Le explicó.

Ari analizó el colgante, intentó ponérselo al cuello, pero sin querer rozó sus antenas emplumadas, lo que la hizo agitarse.

– Ay... – Protestó – Regalo atacar a Ari...

– Yo te ayudo... – Dijo Feanor colocándole el colgante con cuidado de no tocar sus antenas. – Muy bien, ahora tocamos la gema y...

La luz empezó a deformarse alrededor de Ari, confiriendo tonos extraños.

Como si fuese fruto de un espejismo, los brazos extra de Ari empezaron a desaparecer, juntos con los ojos más pequeños que tenía esparcidos por toda la cara.

Su exoesqueleto fue poco a poco volviéndose más carnoso, y sus afiladas extremidades se volvieron más humanas.

Sus enormes ojos verdes se redujeron y se volvieron más humanos, pero sin perder su característico brillo.

Le salió una nariz chata, y la piel a su alrededor se llenó de pecas. Su boca dejó de estar llena de colmillos para tener una dentadura humana.

Le creció una hermosa cabellera que le llegaba hasta la altura de los hombros, peinado con volumen y con rizos que simulaba sus antenas.