Capítulo 24

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“Y con una explosión convertí toda la ira de mi interior en algo nuevo, hermoso y poderoso”

Despertar de Kail-un – Madre Karonte

Michelle Smith

La siniestra oscuridad engullía cualquier sonido, apenas era capaz de escuchar el sonido de mi propia respiración.

Caminaba sin rumbo, pero mis pies no tocaban ningún suelo, mi cuerpo era inerte.

De entre las sombras cambiantes monstruosas ilusiones se formaban, rostros de criaturas depredadoras que me observaban al caminar y estás caminaban también pero eran arrastrados, al igual que yo, por un camino que nos guiaba a lo desconocido.

–  Despierta...por favor, despierta... – Gritó una voz lejana, una voz amortiguada en ese reino silencioso.

Seguí el sonido de los gritos, una luz casi celestial que  parecía salir de ninguna parte me cegó, en ella flotaban mis gafas que eran la fuente de los gritos.

Intenté agarrarlas y fue cuando me percaté de que mi cuerpo estaba compuesto de las mismas sombras que formaban aquel extraño mundo, pero no sentí nada, ni miedo ni asco. Simplemente lo procesé.

Agarre las gafas y me las puse. Desperté en lo que parecía ser una preciosa pradera de un verde vivo y de un sol radiante, pero no había nada destacable, como si el mundo fuese la obra de un pintura que nunca llegó a terminar su trabajo.

A lo lejos se podía divisar una gran montaña poblada de árboles y a su alrededor, volaban cientos de aves, que al fijare algo mejor me di cuenta que eran fénix de preciosas plumas de colores, su canto era hermoso y no podría compararlo con ninguna otra ave, todo tenía un toque onírico, irreal, pero para mí todo ello tenía una lógica intrínseca pero sin sentido. La lógica de los sueños.

Notaba una extraña paz. Fue cuando oí esas voces de nuevo.

– ¡Despierta, por favor! – Gritó un hombre.

A su lado había otro, ambos estaban de rodillas a mi lado y parecían preocupados. Me resultaban familiares,pero no sabría decir el por qué.

– No... Sus ojos... – Dijo el otro.

De repente esa calma se fue y empecé a sentir miedo, pánico, angustia y desesperación corriendo por mis venas, incluso me costaba respirar.

Intenté moverme, pero el dolor del fuego en mi interior me detuvo en el acto.

Los hombres acudieron en mi auxilio pero fue entoces cuando una llamarada los detuvo, mis manos estaban ardiendo y no era capaz de controlarlo, el fuego se exparcia por todo mi cuerpo y dolía, dolía demasiado pero no podía gritar.

Las llamas pararon cuando las sombras rodearon mi cuerpo, no dolían pero asfixiaban, podía notar como la oscuridad se habría paso en mi interior, matando todo lo que había en mi interior, mi alma, mis recuerdos y mi mente, todo lo que me hacía ser yo se desvanecía entre mis dedos.

Logré moverme unos metros movida por el pánico, corría agitada y sin saber cómo, gritando en busca de auxilio, como un animal acorralado.

Uno de los hombres me detuvo con toda la amabilidad que pudo y, con lágrimas en los ojos, me dijo que todo iría bien.

Asustada logré zafarme de él, el dolor se hizo intenso, mi palma derecha estaba ardiendo, eché un vistazo.

La marca del fénix, pero no podía ser...yo no la tenía en esa mano. Todo el mundo se volvió oscuro, como si fuese una ilusión todo se disolvió.

Fairy Luck : La marca del Fénix || Libro 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora