Capítulo 43

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“Es a través de la muerte que ocurre el cambio; los seres vivos naces y mueren. Y es de la muerte de la que se crea nueva vida.
Solo hay dos excepciones a esta regla, los dioses y los fénix.
Los primeros son inmortales y los segundos nunca cambian"

Oda a Vortrex – Anónimo

Michelle Smith–

Flotaba de forma etérea en una habitación blanca surrealista, donde no parecía existir el concepto de profundidad.

Alrededor de lo que parecía una camilla, se encontraban  unos cuervos vestidos de traje blanco, con mochilas de aspecto extraño de las que salían brazos robóticos de los que salían filamentos que se movían con gran precisión manipulando algo que había sobre la misma.

Más tarde me percaté que lo que yacía sobre esa camilla no era nada más y nada menos que mi cuerpo en un aspecto deplorable, conectado a múltiples tubos a unos pequeños cristales que habían apoyados en la cama, y con los filamentos robóticos moviéndose por el interior de mis cuencas nasales, mi lagrimales y mi boca.

Por si fuese poco, mi piel estaba completamente carbonizada y agrietada, de cuyas grietas supuraban pus y sangre.

¿Muerta? Kail-un no podía estar en lo cierto, no podía haber llegado tan lejos como para caer en ese momento...¿Verdad?

La angustina, la desesperación, me acompañaban en mi desamparación. Todo parecía una pesadilla, de la que quería huir, pero no podía, estaba anclada a aquel frío lugar.

– ¿Cuánto poder ha manejado para acabar en este estado...? Está cocinada literalmente desde dentro. Eso es mucha energía – Dijo uno de los Cuervos

– Calla y trabaja. Odín ha dejado en claro que quiere que la salvemos, no querrás enfadarle...

Los cristales empezaron a parpadear en rojo.

– ¡Se nos va! ¡Adrenalina!

– Tiene demasiadas heridas internas, demasiados órganos vitales dañados, quemaduras de tercer grado en el noventa y ocho por ciento de su cuerpo...
¡Es imposible!

– ¡¿Tenemos salvanima?!

– Es magia de regeneración potente... pero tarda horas en hacer efecto; tenemos segundos. – Las luces rojas de los cristales aumentaron su intensidad, tiñendo la estancia – ¡Parada cardiorrespiratoria! ¡La perdemos!

– Iniciando terapia de choque. ¡Tres, dos, uno...ya! – De los brazos robóticos salió una chispa eléctrica que hizo que mi cuerpo se agitase.

– No ha funcionado. ¡Repitamos!

Hacian todo lo posible por intentar que el corazón de mi cuerpo volviese a latir, sin embargo, pronto acepté que no había solución.

Temía lo que iba a pasar, fue cuando me di cuenta que había desperdiciado tantos momentos...el mundo fue a cámara lenta.

Quería quedar con todos los detalles que me fuesen posibles, sentía que nunca más volvería a sentirlos. Aunque en todo momento esperé que Kail-un resolviese la situación, esperé y esperé.

Al final, los cristales redujeron su intensidad, quedando todo en un brillo blanco y vacío.

– Ya...ya está...se ha ido. – Se resignó uno de los médicos.

¿Ya está? ¿Por qué seguía allí? ¿Observando? ¿Es que acaso era un fantasma?

– Mierda...¿Qué edad tendría? ¿Dieciséis? Puede que fuese una máquina de destrucción masiva pero... Seguía siendo una cria.

Fairy Luck : La marca del Fénix || Libro 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora