Capítulo 39

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"Y con un resplandor ardiente el mundo se sumió en la más absoluta oscuridad.
Entonces vi un jinete que cabalgaba un caballo de fuego.
Era el primer aviso del fin de los tiempos"

El reino de Vortrex . Libro del apocalipsis – Juan Aguilieri

Michelle Smith –

El dolor y el calor se hacían cada vez más insoportables, podía notar como mi carne se cocinaba desde dentro y mi cuerpo ardía como metal incandescente.

No podía saber si Kail-un intentaba apoderarse de mi cuerpo, aunque no me sentía del todo yo misma, el odio y ganas de pelea que sentía en ese momento no eran propios de mí, pero tampoco quería frenarlos.

– ¡Michelle,para! – Gritó Feanor con las pocas energías que le quedaban. – Estás desprendiendo demasiada energía, has superado por mucho tu límite.

– Tiene razón, humana. Cómo sigas así te vas a hacer daño, no tienes porqué hacer esto. Al fin y al cabo, no somos enemigas. No tenemos por qué serlo. – Dijo Nath.

¡¿Qué no éramos enemigas?! ¡¿Y tenía la poca vergüenza de decírmelo a la cara?! La intensidad de mis llamas aumentó, utilizando mi odio como combustible.

Movida por una brutalidad casi inhumana me abalancé subre Nath, que por poco me esquivó.

Comencé a dar golpes al aire, sin pensar por un momento el daño que podía llegar a hacer. En un momento dado, mis puños se volvieron incandescentes.

Lancé un puñetazo, Nath lo esquivó con sorprendente agilidad, mi puño impacto con la esquina de un edificio, arrancando un trozo del mismo sin esfuerzo.

– Menuda brutalidad, menudo poder. – Dijo Nath, sonaba algo sorprendida. Incluso parecía curiosa. – Repito, no es necesario pelear.

– ¡Nath! ¿Necesitas ayuda? – Gritó una voz que se me hacía similar, busqué el origen de la voz. No podía ser.

Arthur se acercaba por un callejón con un rifle preparado, en su mano derecha llevaba una especie de guante de metal.

Al llegar se quedó sorprendido al verme, pensé que me diría algo. Pero sin pensarlo levantó el arma y me apuntó a la cara

– ¡¿Qué es esa cosa?! – Gritó sorprendido. No me reconocía.

Noté que la intensidad de mis llamas era tal que cubría todo mi cuerpo, y en los reflejos de las fachadas vi una figura monstruosa de fuego, de quella visión redujo la intensidad de mis llamas, lo suficiente para que mi figura fuese visible.

Arthur se quedó boquiabierto al verme, y bajó el arma.

– ¿Michelle? ¿Cómo...? ¿Es ese el poder de Kail-un?

– Exactamente, has llegado en el momento adecuado, Wellington. ¿Habéis
capturado a la francotiradora?

¿Francotiradora? Arthur había estado con los que habían ido a por Fey.

– Se ha escapado... – Respondió aunque sin prestar mucha atención a Nath – Michelle...¿Estás bien? – Preguntó con genuina preocupación. – Así que era eso...por eso ese Feanor te llevó consigo, para usar tu poder.

Estaba en shock, no sabía que responder. Ni como actuar. Arthur se acercó lentamente a mi, intentando evitar alterarme de ningún modo, se dispuso a agarrar mis manos. Quise decirle que era mala idea, pero no me vi capaz. Agarró mis manos que tendrían la temperatura de una plancha y pude comprobarlo al ver la expresión de Arthur.

Fairy Luck : La marca del Fénix || Libro 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora