Capítulo 11

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“La fría mirada del monstruo se clavó en mí, noté su melancolía y entonces dudé cual era el verdadero monstruo.
Si él, o yo. ”

La caza del mal – Anny Shelley

–Michelle Smith–

Si había una definición gráfica de lo que era el reino de Vortrex, mundo de los muertos, infierno... Como quieras llamarlo. Era aquel lugar.

Un lugar de negrura absoluta, donde no puede existir la más mínima llama y donde, si tu alma se adentra, nunca más volvería a salir.

Un lugar donde sólo puede existir el sonido, el sonido de los lamentos incesantes, los gimoteos, lloros y los gritos de dolor y desesperación, junto con el choque insesante de la carne desgarrandose contra el metal, los rugidos de las bestias y el crujir de los huesos, uniéndose todo en una orquesta macabra.

Entre las sombras podría discernir los brazos de aquellos humanos y criaturas buscando, con desesperación, algo con lo que escapar.

Y junto a mí, en mi celda. Aquella hada de aspecto monstruoso intentaba, con agonía, escapar de su encierro. Tirando con fuerza de la cadena, usando todo su cuerpo, pero no conseguía su objetivo, al contrario, únicamente conseguía agrietar más su exoesqueleto y, cada vez que se lo fracturaba, lanzaba un aullido desgarrador, al clavársele los trozos de su duro exoesqueleto en su débil carne.

Sus antenas se agitaba desesperadas, y las placas de su cabeza, que parecían una corona, se recolocaban formando un casco sobre su rostro, casi humano, para luego retraerse de nuevo, en un movimiento tan hipnótico como terrorífico.

La bestia cambió de estrategia, utilizó sus afiladas extremidades para intentar romper el grillete. Pero erraba y terminaba por  apuñalarse a sí misma

Simplemente me quede en silencio, observando el horripilante espectáculo.

Intenté escapar, coloqué mis manos sobre el candado de la jaula, e intenté utilizar el poder de Kail-un para derretirlo, necesitaría mucho calor para ello, no sabía si sería capaz, pero había que intentarlo. Estuve un buen rato así, incluso recé a Kail-un, pero no pasó nada.

– ¿Cómo funcionas? – Dije desesperada a a la absoluta nada, esperando que el dios me eecuchase.

Estaba tan abstraida en mis posibilidades de escape que no me dí cuenta de que el hada había parado de agitarse y gritar.

– ¡Niña, detrás tuya! – Gritó un hombre que estaba en otra celda.

Me giré, la bestía había logrado alcanzarme, seguía unida a la cadena, pero había desencajado su abdomden, dándole un aspecto más tétrico. La bestia avanzó y, debido a la falta de fuerza en su abdomen desencajado, todo su torso se torció con un desagradable crujido. Avanzó como un verdadero demonio.

Intenté escapar, pero usó sus extremidades filosas para cortarme el paso mientras acercaba su rostro, siseando y mostrando su afilada dentadura.

La saliva goteaba sin parar, mientras su rostro cada vez estaba más cerca del mio, me reflejé en sus verdes ojos.

Tenía el corazón en un puño, e incluso dejé de respirar por el miedo, cerré los ojos como si eso fuese a solucionar algo.

Sus antenas emplumadas se pasearon por mi rostro dándome pequeños golpecitos. La criatura habló.

– Oler como él... – Dijo con voz siseante y con un tono antinatural. – Pero a la vez... Diferente.

– ¿Puedes hablar? – Pregunté casi sollozando. – ¿Me entiendes?

Fairy Luck : La marca del Fénix || Libro 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora