Era un día soleado, a pesar de que había algunas nubes enmarañadas. Lo sé porque, mientras recorríamos la carretera hacia Brisbane, tenía la frente pegada al cristal de la ventanilla del asiento trasero y pensaba en lo bonito que era el azul cobalto del cielo. Intenté calcular qué pinturas usaría para recrearlo, qué tonalidades exactas…
—¿Cómo van esos nervios, cariño? —preguntó mi madre.
—Bien. —Me llevé las manos al cuello y volví a caer en la cuenta de que me había dejado los auriculares en casa. Deslicé los dedos por el cinturón de seguridad—. Papá, ¿puedes pasar esta canción?
Lo hizo y empezó a sonar Octopus’s garden.
Íbamos de camino a la galería de un amigo de mis padres que dos semanas atrás había venido a casa y se había interesado por un cuadro mío que estaba colgado en el salón. Nos había comentado que pensaban hacer una pequeña exposición de jóvenes promesas con entrada gratuita y que nos reuniésemos con él en Brisbane para conocer a sus otros socios y ver si algo del material que tenía yo podía encajarles.
—Podemos comer al terminar, conozco un sitio cerca de la galería en el que hacen los mejores revueltos de todo lo que puedas imaginar: de setas, de gambas, de beicon, de espárragos… —Papá se echó a reír cuando mi madre le dijo que había pillado el concepto de «todo» y yo le pedí que cambiase a la siguiente canción.
«Here comes the sun. Here comes the sun.» —Me encanta esta canción. —La tarareé animado.
—El buen gusto se hereda —contestó papá.
Yo sonreí cuando me miró a través del espejo retrovisor y me guiñó un ojo. Y un segundo después, solo uno, el mundo entero se congeló y dejó de girar para mí. La canción cesó de repente y el ruido ensordecedor de la carrocería del coche quebrándose me taladró los oídos. El vehículo dio vueltas y vueltas, y con un grito atascado en la garganta que nunca llegó a escapar, yo solo atisbé a ver un surco verde borroso que significaba que nos habíamos salido de la calzada.Después… solo silencio.
Después… solo un vacío inmenso.
Me dolía todo el cuerpo y tenía el labio abierto y el sabor metálico de la sangre en la boca. No podía moverme. Tragué; era como tener una piedra en la garganta. No logré ver a mi madre, pero sí a papá, su rostro ensangrentado, la brecha en la cabeza… —Papá… —susurré, pero nadie contestó.
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Nunca Fuimos 1° Parte // HyungKi (Ad2)
FanfictionBienvenidos queridos lectores. Segunda adaptación, espero que les guste. Más detalles dentro de la historia (≧▽≦). * Hyungwon x Kihyun * Primera parte de mi segunda adaptación * Contenido BL, si no es de su agrado siga su camino.