HYUNGWON

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Me pasé toda la semana encerrado en casa trabajando, intentando retomar esa rutina marcada que tenía medio año atrás, antes de que él pusiese un pie en casa y todo cambiase para siempre. Así que terminé la mayoría de los encargos. Y a pesar de que no tenía nada que hacer, cuando el viernes me llamó Hoseok para ir a tomar una copa por la noche, le dije que no me encontraba bien. ¿Estaba siendo un puto cobarde? Probablemente. Pero confesarle lo que estaba pasando no era una opción, a no ser que quisiese morir en el acto.
Y estaba la otra alternativa.
No ir a más. Frenar aquello.

Pero es que no podía. Podría haberlo intentado si no viviese con él, si no me gustase un poco más cada día, si no empezase a necesitarlo así. Porque el amanecer cuando Kihyun no estaba perdía cierto encanto y las noches sin él en la terraza me parecían frías y silenciosas.

El sábado llamé a mi padre.

Lo hice sin razón. Quizá porque no había dejado de darles vueltas a las palabras de mi hermano. Quizá porque me sentía solo y confundido, y no estaba acostumbrado a eso.
Quedamos para cenar en un italiano. Él ya estaba allí cuando llegué, sentado en una mesa que hacía esquina y con la mirada ausente, pero se le iluminó en cuanto me vio y me recibió con un abrazo.

—Hey, colega. Vamos, siéntate.

—¿Ya has pedido algo para beber?

—No. ¿Te apetece una copa de vino?

—Mejor una botella —le dije, y cogí la carta.

—¿Va todo bien? —Por primera vez en mucho tiempo, a mi padre le flaqueó la sonrisa—. Tu madre se preocupó cuando me llamaste. Dice que solo puede haber tres razones por las que quisieses quedar a solas conmigo.

—¿En serio? A ver, cuéntame esas razones.

—Ya sabes cómo es tu madre —advirtió antes de empezar—. Que hayas dejado embarazada a una turista, que tengas algún problema legal o que te estés muriendo por una enfermedad y no quieras decírselo a ella para no preocuparla.

—Mamá está chiflada —aseguré riéndome.

—Sí, pero no me negarás que no es habitual que me llames —tanteó inquieto.

Me sentí un poco culpable. Suspiré.
—Pues debería haberlo hecho más.

El camarero regresó con la botella de vino y pedimos la cena.

—Hyungwon, si te ocurre algo…

—Estoy bien, papá. Solo es que el otro día Hyunwoo me hizo darme cuenta de algunas cosas. Cosas que no me gustaron. —Fruncí el ceño incómodo—. ¿Alguna vez tú…, tú te sentiste un poco apartado por mi relación con Douglas?

Mi padre parpadeó sorprendido.
—¿Eso te ha dicho tu hermano?

—Sí, algo así.

—Hyungwon, cuando escuches algo no te quedes solo con eso, rasca un poco más en la superficie. Las palabras son engañosas, enmascaran cosas. Yo nunca me he sentido apartado por tu amistad con Douglas. Con él tenías una relación diferente. No era el que tenía que pegarte la bronca cada vez que hacías alguna travesura ni tampoco el que te castigaba. No era tu padre.

Me sirvieron el plato de espaguetis.

—Entonces, ¿por qué dijo eso Hyunwoo?

—Te lo he dicho, rasca un poco más… —Mi padre se limpió con la servilleta y me miró antes de decidirse a hablar—: Puede que siga sin encajar del todo que consideres a Hoseok tu hermano, el de verdad, como has comentado alguna vez.

—Joder, pero yo no…, no lo decía en serio… —O sí. Sacudí la cabeza.

Recordé la mueca de Hyunwoo cuando el otro día me dijo que tenía cosas que hacer y se metió en la cocina. Y lo mucho que pareció importarle mi apoyo el mes pasado en casa de mis padres. Sus intentos fallidos cada vez que trataba de acercarse y yo me metía con él bromeando. Nunca lo había hecho a propósito, simplemente hay relaciones en las que se marcan ciertas rutinas con el paso de los años.

Nunca Fuimos 1° Parte // HyungKi (Ad2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora