11. NOVIEMBRE (Primavera)

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KIHYUN


Enterré la cabeza en la almohada cuando oí a Hoseok, que me hablaba desde la puerta de la habitación. Duro. Enfadado. Decepcionado. Porque no quería entender... Habló de la universidad, de que había acelerado el traslado, de que tan solo iría unos días a Sídney para arreglarlo todo y estaría de vuelta definitivamente. Y entonces haríamos planes. Buscaríamos una residencia en Brisbane, me presentaría a los exámenes finales, me ayudaría con el traslado y pasaríamos unos días juntos en la ciudad para que pudiese conocerla bien.

Yo solo quería gritar. Pero en cambio le ofrecí silencio. Un silencio que lo desesperaba y que a mí me servía para seguir manteniéndome entero.

Ese día, cuando no pudo más, se acercó hasta mi cama y me hizo darme la vuelta hacia él para mirarlo. Se sentó en el borde furioso. Yo aparté la vista.

-¿Sabes todo lo que he hecho por ti, Kihyun? -Le temblaba la voz. A mí empezó a picarme la nariz y me entraron ganas de llorar-. Vas a quedarte estos días en casa de Hyunwoo y Emily sin darles problemas, ¿de acuerdo? Eh, mírame -me apartó el pelo de la cara-, ya te darás cuenta de que esto es por tu bien. Todo ha sido por mi culpa, no debería haberte dejado aquí, no tal y como estabas.

-¡No me escuchas! Ya te lo he dicho. Que lo he querido siempre, que esto es real...

-Tú no conoces a Hyungwon. No sabes cómo es en las relaciones, cómo siente, cómo coge y mete en el altillo de un armario las cosas que dejan de interesarle. ¿Te ha contado acaso cómo dejó de pintar? ¿Te ha explicado que cuando algo se le complica es incapaz de luchar por ello? Él también tiene sus agujeros negros.

Se me escapó una lágrima, solo una.

-Eres tú el que no lo conoce -susurré.

Me miró con lástima y yo quise borrar esa expresión, porque me daba rabia que juzgase así a Hyungwon, que no se hubiese molestado en entender ni una sola palabra de todo lo que le había dicho durante los últimos días, que no me respetase, que pensase que podía impedir aquello o que era un error.

Le envié un último mensaje a Blair antes de levantarme del sofá de la casa de Hyunwoo y Emily y caminar de puntillas hacia la puerta. Llevaba una semana sin saber nada de Hyungwon. Una semana de silencio, de incertidumbre, de acostarme cada noche llorando porque no entendía qué estaba pasando. Necesitaba verlo y asegurarme de que todo seguía bien, de que solo era un bache que olvidaríamos con el paso del tiempo y dejaríamos atrás. Hoseok terminaría por entenderlo.

Así que le había pedido un favor a mi mejor amiga y lo único que tenía que hacer era salir por la puerta sin hacer ruido y entrar un poco después, a medianoche. Pero la fastidié cuando me golpeé la rodilla con la mesa del salón y me llevé una mano a la boca para no gritar de dolor. Las luces se encendieron.
Hyunwoo me miró. Llevaba un pijama azul.

-¿Qué estás haciendo? Kihyun.

-Tengo que verlo. Por favor.

Se frotó la cara y le echó un vistazo al reloj que había en una estantería.

-Es una idea terrible.

-No tardaré, lo prometo.

-Dos horas. Si dentro de dos horas no estás aquí, iré a buscarte.

Le di las gracias con la mirada, porque era la única persona que parecía entendernos. Salí, dejé atrás la valla de la casa y vi el coche rojo que estaba aparcado al lado. Kevin estaba delante del volante, al lado de Blair. Subí en el asiento de atrás y la abracé a ella como pude mientras él arrancaba para llevarme a esa casa en la que había vivido durante los últimos ocho meses y que, de repente, me resultaba lejana, como si hiciese siglos que no la pisara.

-Gracias por esto -susurré.

Blair alargó una mano hacia atrás para coger la mía. La apreté entre mis dedos, como en los viejos tiempos, como si estuviésemos haciendo una nueva locura en mitad de la noche. Me entraron ganas de reír, más por los nervios que me encogían la tripa que por otra cosa. Respiré hondo cuando Kevin frenó delante.

-No tengas prisa. Te estaremos esperando.

Me despedí de ellos y rodeé la casa para entrar por la terraza de atrás. Lo vi antes de recorrer el camino hasta el porche. Cuando pude distinguir sus ojos en los míos, me puse tenso, porque no era la mirada que recordaba de los últimos días que habíamos pasado juntos; era otra, más fría, más distante y más turbia. Avancé hasta subir los escalones. Hyungwon estaba apoyado en la barandilla y tenía un cigarrillo entre los dedos que apagó antes de alzar la vista y recorrerme con lentitud de los pies a la cabeza. Me estremecí.

Nunca Fuimos 1° Parte // HyungKi (Ad2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora