HYUNGWON

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Conduje en silencio por aquella ciudad que tan bien conocía y en la que había vivido tantas cosas. Me inundaron los recuerdos. En todos ellos aparecía Hoseok, el mejor amigo que hubiese podido desear, ese que nunca tenía en cuenta mis locuras ni mis gilipolleces y se limitaba a ignorarme o no darle importancia.

Y allí estaba yo. Con su hermano en el asiento de al lado e intentando reprimir las ganas que tenía de él, de más, de cómo me sentía cuando estaba a su lado.

Empezaba a anochecer cuando paré en la bulliciosa zona de Stanley Street Plaza, donde los fines de semana había mercadillo: puestos de ropa exclusiva y ecléctica fabricada por artesanos emergentes, otros con joyas hechas a mano, arte, antigüedades, fotografías… Tocaba un grupo en directo mientras Kihyun y yo avanzábamos por las calles. Él parecía feliz parándose en cada puesto, echándole un vistazo a cualquier cacharro que llamaba su curiosidad. Yo estaba demasiado ocupado observándolo como para pensar en nada más.
No podía dejar de preguntarme cómo era posible que no lo hubiese visto antes. A él. Al chico en el que se había convertido. O quizá…, quizá no había querido verlo.

—¿Te gusta? —Kihyun se probó un anillo.

—Sí, cómpratelo.

Él pagó y estuvimos un rato más dando una vuelta, hasta que a mí me empezaron a rugir las tripas y decidimos cenar. Fuimos a un restaurante que hacía la mejor hamburguesa vegetal del mundo.

—Pues sí que está buena —admitió él mientras masticaba.

—Claro. Y dime, ¿qué opinas de todo esto?

—¿La universidad?, ¿Brisbane?

—Sí. ¿Qué te ha parecido?

—Siempre me ha gustado, pero…

—Sigues teniendo miedo.

—No puedo evitarlo.

—Escucha. —Dejé la hamburguesa en el plato—. ¿Crees que a las demás personas no les pasa, Kihyun? Todos tenemos cosas. Habrá un montón de alumnos igual que tú que empiecen el año que viene la universidad y estén asustados porque será la primera vez que salen de casa y deben aprender a ser independientes y a cuidarse solos.

Él no me rebatió aquello, se limitó a comer con gesto ausente y pensativo.

—¿Por qué antes sí pintabas, Hyungwon? Mientras estudiabas.

—¿Todavía no lo has adivinado? —me tensé.

—No, no lo comprendo. Tú… tenías talento.

—Y nada más. Ese era el problema. Lo sigue siendo.

—Explícamelo, por favor —suplicó.

Me incliné hacia él. —El día que me entiendas a mí, te verás mejor a ti mismo.

Resopló con fastidio y a mí me entraron ganas de reír. Esperé paciente mientras él acababa de cenar y, después, paseamos hasta un local de copas grande que ya estaba lleno de gente. Era tarde, pero la idea de montar en el coche y que aquel día acabase no me entusiasmaba. Así que no pensé, tan solo seguí adelante como si él fuese un chico cualquiera y no Kihyun. Nos sentamos en unos taburetes frente a la barra. Yo me tomé una cerveza porque iba a conducir y le dije que podía pedirse cualquier cóctel. Eligió uno que llevaba fresa y un toque de lima.
Las luces eran tenues en la pista y los leds azules de la barra no llegaban a iluminar bien a la gente que bailaba.
Bebí un trago de cerveza y me relamí los labios. Lo miré hasta que él empezó a sonrojarse.

—¿Qué pasa? —preguntó avergonzado.

—Estaba pensando…

—¿En qué? Sorpréndeme.

Nunca Fuimos 1° Parte // HyungKi (Ad2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora