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Supe que Kihyun entraba en casa por el sonido de la puerta, pero no me moví.
Me quedé allí, en la terraza, con los codos apoyados en la barandilla y un cigarrillo entre los labios, contemplando el humo que se retorcía antes de que el viento lo disipase.
Y después sentí sus brazos rodeándome por detrás. Cerré los ojos. Esos días me sentía como la mierda cada vez que él salía de casa y el peso de la culpabilidad me descolocaba. Pero volvía a sentirme feliz y pleno cuando regresaba y me saludaba con una de esas sonrisas inmensas que le llenaban la cara.-¿Qué tal la tarde? -pregunté.
-Bien, he estado un rato con Blair y Kevin. Luego he pasado por la cafetería y te he traído tarta -dijo poniéndose a mi lado, y me dio un beso-. Tu preferida.
Yo lo apreté contra mi cuerpo devorándolo hasta quedarme sin aliento. Acaricié su lengua despacio, como si fuese nuestro primer beso, porque con Kihyun todo era un poco así, como si todos los besos de mi vida hubiesen sido un ensayo hasta que él llegó. No quería pensar por qué, ni cuándo ni cómo, porque me daba miedo lo que pudiese descubrir: que quizá siempre había sentido algo por él. No amor. No deseo. Pero sí una conexión, como ese halo en sus pinturas que tiraba de mí igual que un hilo invisible, atándome de algún modo retorcido.
-¿Qué te pasa? -Me miró preocupado cuando se separó.
-Nada. Te echaba de menos.
-Yo también a ti.
-Vamos a hacer la cena.
No volví a pensar en nada. Solo en él a mi alrededor, en los hoyuelos que se le marcaban al sonreír, en el dedo que se llevó a la boca al probar la salsa y que me hizo ponerme duro de inmediato, en el brillo de sus ojos cada vez que me miraba... Cenamos en la terraza relajados y luego él fregó los platos mientras yo ponía a calentar el agua para el té. Me dejé caer en los almohadones y Kihyun se sentó entre mis piernas, con su espalda pegada a mi pecho. Me encendí un cigarro y mantuve la mano un poco alejada para que el humo no la molestase.
La música sonaba desde el salón. Aquello era perfecto, y tuve la sensación de que no era la primera noche que estábamos tan cerca, como si hubiera habido muchas más, pero con otras formas, o de colores y texturas diferentes. Me resultó natural rodearle la cintura con la mano que tenía libre y pegarlo más a mí. Él respiró hondo, tranquilo.
-Oigo tu corazón desde aquí -dijo.
-¿Y qué escuchas? -Di una calada.
-No lo sé. A ti. Cosas. Me encantaría poder pintarlo.
-Pintar un sonido... -susurré-. Buena suerte con eso.
Kihyun se rio con suavidad y volvimos a quedarnos callados un rato. A mí no me hacía falta hablar teniéndolo cerca. Cerré los ojos mientras sonaba Pepperland. Pensé que aquella noche era como todas las que había pasado solo en esa terraza durante años, solo que más..., mucho más.
-¿Qué te gusta de mí?
-Toda tú -sonreí, porque hasta entonces no recordaba que nadie me hubiese hecho una pregunta tan de cría. Pero me gustó.
-Vamos, mójate.
-Tu culo, tu pecho, tus...
Me dio un pellizco en el brazo enfurruñado y luego hablé contra sus labios.
-Me gusta el sonido de tu risa. Me gustan tus contradicciones. Lo intenso que eres, casi desbordante. Me gusta cómo sientes, e intentar adivinar qué vas a hacer o decir, aunque nunca acierte. Me gusta esta casa cuando tú estás dentro de ella...
Me calló con un beso. Le separé las piernas, sentándolo a horcajadas sobre mí, y deslicé la lengua en su boca. Kihyun hundió los dedos en mi pelo mientras nos rozábamos por encima de la ropa. Una oleada de calor me atravesó y ya solo pude pensar en estar dentro de él, como si aquel fuese mi lugar desde siempre.
-Me estás matando... -jadeé.
-Y tú a mí. Desde hace años.
Estaba cegado. Solo podía percibir lo bien que olía, lo suave que era su piel, su voz dulce susurrando mi nombre. Bajé las manos por sus muslos y aparté el pantalón corto de algodón y la ropa interior antes de hacer lo mismo con los míos y hundirme en él de un empujón. Sin condón. Contuve el aliento con la mandíbula en tensión, aguantando para no moverme. Gemí cuando él empezó a hacerlo, bailando sobre mí, clavándome las uñas en la espalda.
-Espera..., joder, espera...
Pero no pareció oírme y yo perdí la razón en cuanto me miró a los ojos mientras me follaba en esa terraza en la que había empezado a enamorarme de él. Lo sostuve por las caderas, percibiendo sus jadeos, deseando arrancarle toda esa ropa que aún llevaba puesta para acariciar con la punta de los dedos cada lunar de su piel. Me quedé sin respiración al verlo alcanzar el orgasmo bajo las estrellas. Tan poderoso sobre mí, tan entregado a ese instante sin pensar en nada más. Apreté los dientes cuando un latigazo de placer me atravesó y salí de él antes de correrme entre los dos con un gemido.
Me abrazó. Yo intenté recuperar el aliento.-Ki, esto no..., nunca más... -logré decir.
-Tomo precaución -susurró agitado.
-Deberías habérmelo dicho.
-Es que... no podía pensar en nada.
Me calmé y le di un beso en la mejilla.
-Necesitamos una ducha -dije levantándolo.
Me quité la ropa sucia mientras atravesábamos el salón y lo desnudé tras ponerle el tapón a la bañera y abrir el grifo del agua caliente. Lo miré, lo miré desde todos los ángulos, fijándome en cada línea, cada curva, cada marca sobre su piel. Kihyun se sonrojó.-¿Qué estás haciendo?
-Nada. Vamos, métete en la bañera.
«Memorizarte para poder dibujarte», me dije a mí mismo; pero aparté esa idea enseguida, porque yo jamás haría eso, no lo pintaría, no podría plasmarlo.
Me senté tras él abrazándolo, y cerré el grifo cuando el agua rozó el borde. Entonces solo quedamos nosotros, el goteo suave y la música que seguía sonando desde el salón. Apoyé la barbilla en su hombro y cerré los ojos. Empezó a sonar Yellow submarine. Él se movió.
-¿Recuerdas la noche que me preguntaste si alguna vez había sonado una canción en mi cabeza al encontrar a mi alma gemela y te dije que sí?
Asentí contra su mejilla.
-Pues fue contigo. Y con esta canción. Hace ya muchos años.
Las notas se arremolinaban a nuestro alrededor. -Cuéntamelo -pedí hablando bajito.
-Acababa de cumplir dieciséis años. Tú no viniste a mi cumpleaños porque habías estado con unos amigos en Melbourne, pero apareciste en casa una semana después y me regalaste una plumilla. Dijiste que era «para que siguiese creando magia».
-Me acuerdo de eso... -Le di un beso en la sien.
-Entonces empecé a oír la canción en mi cabeza. Y sentí..., sentí el impulso de decirte algo importante, pero no pude. Tenía un nudo en la garganta.
-Cariño... -Lo abracé más fuerte.
-Tú solo escuchaste «todos vivimos en un submarino amarillo», pero para mí siempre será la primera vez que te dije «te quiero» mirándote a los ojos, aunque pronunciase otras palabras.
Me dio un vuelco el corazón. Y entendí que nosotros éramos un puzle que había ido encajando con el paso de los años. La diferencia era que Kihyun siempre había tenido todas y cada una de las piezas, y yo había tardado muchos más años en encontrarlas.
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Nunca Fuimos 1° Parte // HyungKi (Ad2)
FanfictionBienvenidos queridos lectores. Segunda adaptación, espero que les guste. Más detalles dentro de la historia (≧▽≦). * Hyungwon x Kihyun * Primera parte de mi segunda adaptación * Contenido BL, si no es de su agrado siga su camino.