5. MAYO (Otoño)

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HYUNGWON

En esa ocasión no dejé unos días de margen, ni siquiera unas horas. En cuanto Kihyun entró en casa, cogí su maleta y lo llevé a la habitación. Él me siguió desconcertado.

-¿Qué está ocurriendo? -preguntó.

-Vamos a poner orden. A hablar. Ya sabes, esas cosas normales. He estado pensando a lo largo de toda esta semana en lo que dijiste y me he dado cuenta de que debería haberlo entendido antes. Sentir. Tú tienes que sentir. Es eso, ¿no, Kihyun?

-No. -Estaba asustado.

-Vamos a la terraza.

Una vez allí, él se cruzó de brazos.

-Te prometí que pintaría.

-Y lo harás. Pero no es suficiente. Una noche, aquí mismo, me preguntaste si algún día volverías a ser feliz, ¿lo recuerdas? Y yo te planteé a ti si querías serlo, pero no pudiste responder porque te entró un ataque de ansiedad. Contesta ahora. Vamos.

Estaba tan bloqueado, tan perdido...

-No lo sé... -jadeó.

-Sí que lo sabes. Mírame.

-No me hagas esto, no así.

-Ya lo estoy haciendo, Kihyun.

-Tú no tienes ningún derecho...

-Ah, lo tengo. Joder si lo tengo. Te lo dije, Kihyun. Te dije que no pararía, aunque pensases que estaba metiendo el dedo en la herida. Que me lo agradecerías. Y voy a seguir, porque, ¿sabes qué?, ya te he roto. Puedo verlo. No voy a permitir que vuelvas a cerrarte en banda. Y ahora responde a la pregunta: ¿quieres ser feliz?

Le tembló el labio. Sus ojos eran lava fundida; intensos, atravesándome como si intentasen hacerme daño. Así quería verlo siempre. Así. Lleno de emociones, aunque fuesen malas, aunque fuesen contra mí. Podía soportar eso.

-¡No quiero! -gritó.

-Por fin eres sincero.

-¡Que te jodan, Hyungwon!

Intentó entrar en casa, pero me puse delante de la puerta.

-¿Por qué no quieres ser feliz?

-¿Cómo puedes preguntármelo?

-Abriendo la boca. Haciéndolo.

-Odio cómo eres. Te odio ahora.

Aguanté. Me repetí que el odio era un sentimiento. Uno de los más fuertes, capaz de sacudir a las personas como lo estaba haciendo con él.

-Puedes llorar, Kihyun. Conmigo sí.

-Contigo..., tú eres la última persona...

No pudo terminar la frase antes de que un sollozo escapase de su garganta. Y entonces sí, di un paso al frente y lo retuve con suavidad, abrazándolo, sintiéndolo sacudirse contra mí. Cerré los ojos. Yo casi podía palpar su enfado, la rabia y el dolor, de una manera tan intensa que sabía que estaba cegado, anclado en ese punto en el que solo puedes pensar: «Es injusto, es injusto, es injusto». Una parte de mí se compadecía de él; a veces tan solo tenía ganas de sentarme a su lado en silencio y cederle terreno, pero después recordaba al chico lleno de color que debía de estar escondido en algún lugar, dentro de sí mismo, y entonces la idea de sacarlo de ahí era lo único en lo que podía pensar, casi de forma obsesiva.
Hablé con los labios sobre su pelo enredado.

-Siento haberte hecho esta especie de emboscada, pero es lo mejor para ti. Ya lo verás. Ya lo entenderás. Me perdonarás, ¿verdad, Kihyun? Lo del odio no acabo de encajarlo del todo. -Él sonrió entre lágrimas-. Vamos a hacer esto juntos, ¿de acuerdo? Me encargaré de todo, tú solo tienes que seguirme y ya está. Yo te guío si estás dispuesto a darme la mano.

Nunca Fuimos 1° Parte // HyungKi (Ad2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora