A partir del 9 de abril, cuando comenzaron las vacaciones escolares del primer trimestre, fue inevitable que empezásemos a convivir de verdad. Kihyun se negó a meterse en el agua por las mañanas, pero si algún día se levantaba temprano, caminaba hacia la playa y se sentaba en la arena con la taza de café en las manos. Yo lo veía a lo lejos, mientras esperaba la siguiente ola con impaciencia, en el silencio que acompaña el amanecer.
Almorzábamos juntos, sin hablar demasiado.
Y luego trabajábamos. Conseguí hacerle un hueco en mi escritorio y, mientras yo terminaba encargos, él hacía los deberes y estudiaba en silencio, con un codo apoyado en el borde y la mejilla sobre la palma de la mano. A veces me distraía su respiración pausada o que moviese las piernas bajo la mesa, pero en general estaba sorprendido por lo fácil que me resultaba tenerlo al lado.—¿Puedo poner música? —preguntó un día.
—Claro. Elige el disco que quieras.
Puso uno de mis preferidos, Nirvana.
Tras la primera semana de vacaciones, los dos teníamos ya una rutina marcada. Al atardecer, mientras yo continuaba trabajando un poco más, él pasaba un rato a solas en su habitación, tumbado en la cama o dibujando con un trozo de carboncillo casi consumido. Salía para ayudarme a hacer la cena y, al terminar, estábamos un rato en la terraza.
Esa noche, la gata se pasó por allí.—Eh, mira quién está aquí. —Bajé de la hamaca y le acaricié el lomo; el animal respondió con un bufido—. Así me gusta, agradecida y dulce — ironicé.
—Iré a buscar algo de comida.
Kihyun apareció con una lata de atún y un cuenco lleno de agua. Se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas y un suéter rojo viejo y lleno de bolitas, a pesar de que llevaba pantalón corto. Y allí, mirándolo mientras le daba de comer a la gata, pensé…, pensé que alguien debería pintar esa escena. Alguien que pudiese hacerlo. El momento de paz, los pies descalzos, el pelo rubio revuelto y despeinado, la cara lavada y el mar hablando en susurros a lo lejos.
Aparté la vista de él y le di un trago al té.
—En dos días empieza el Bluesfest. Iremos.
Kihyun alzó la cabeza hacia mí con el ceño fruncido.
—Yo no. Blair me invitó y le dije que no podía ir.
—Ah, ¿tienes algún compromiso social? ¿Una cita con el médico? Si no es el caso, te aconsejo que enciendas ese teléfono que tienes cogiendo polvo y que llames a Blair para aclararle que te equivocaste. Queda con ella. Así me despejaré un rato.
—Hablas como si fuese una carga.
—Nadie ha dicho eso —repliqué.
Aunque puede que tuviese razón. Me motivaban sus avances, pero también echaba de menos pasar una noche por ahí, sin responsabilidades, sin estar pendiente de otra persona.
Así que, el viernes al atardecer me dirigí con Kihyun hacia Tyagarah Tea Tree Farm, al norte de Byron Bay, donde se celebraba el Bluesfest, uno de los festivales de música más importantes de Australia. La zona era también el hábitat de varios grupos de koalas, y la organización estaba comprometida con su cuidado, de modo que muchos turistas podían observarlos; el año anterior habían plantado ciento veinte árboles de caoba y financiaban programas de vigilancia que llevaba a cabo la Universidad de Queensland.
Divisamos docenas de carpas blancas ya desde lo lejos, antes de que nos aproximásemos a una de las varias entradas distribuidas por las hectáreas del prado. Esperamos en aquella puerta porque Kihyun había quedado allí con Blair después de que lo amenazase con unirme a ellos.
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Nunca Fuimos 1° Parte // HyungKi (Ad2)
FanficBienvenidos queridos lectores. Segunda adaptación, espero que les guste. Más detalles dentro de la historia (≧▽≦). * Hyungwon x Kihyun * Primera parte de mi segunda adaptación * Contenido BL, si no es de su agrado siga su camino.