HYUNGWON

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Era el primer sábado de octubre y Kihyun no había tenido instituto durante los últimos días por las vacaciones del tercer trimestre. Así que habíamos matado las horas comiéndonos a besos, hablando, quedándonos despiertos hasta las tantas de la madrugada o probando nuevas recetas en la diminuta cocina de casa. Por las tardes, él estudiaba un rato o se ponía a dibujar, y a mí me encantaba la sensación de observarlo desde mi escritorio mientras trabajaba, tan concentrado y perdido en sus pensamientos. Ese día me fui solo con la tabla a surfear un rato, y cuando volví, él estaba arrodillado en la terraza pintando con unas acuarelas que había ido a comprar con Blair el miércoles. Me gustaba eso; que saliese con su amiga, que quedase con más gente y que volviese a ser el chico que había sido tiempo atrás, pero con muchos más matices.
Me tumbé a su lado, aún mojado. El atardecer teñía el cielo de color naranja.

—¿Qué estás haciendo?

—Solo colores, mezclarlos.

Se sacó la piruleta con forma de corazón de la boca antes de inclinarse para darme un beso. Yo lo retuve sobre mí, llevándome con la lengua su sabor a fresa. Y siguió pintando. Suspiré y me quedé allí relajado. Cerré los ojos y, en algún momento, el sueño me atrapó. Cuando me desperté, él estaba sentado junto a mí con las piernas cruzadas y deslizando un pincel de punta fina por mi mano.

—¿Qué haces? —pregunté adormilado.

—Pintar. ¿Te gusta?

—Claro, ¿a qué tío no le gusta que le llenen la mano de margaritas? — Kihyun se echó a reír. Era luz. Era felicidad—. Me gusta si eso te hace sonreír así.

La curva de sus labios se volvió más pronunciada; Kihyun deslizó el pincel por la piel de mi muñeca trazando el contorno pequeño de un corazón justo encima del lugar donde me latía el pulso cada vez más rápido. Tragué saliva y clavé los ojos en él.

—¿Recuerdas el día que te pregunté si tú eras consciente de que me voy a morir? —Kihyun asintió y siguió dibujando en silencio—. No pude llegar a explicarte lo que quería decir. La cuestión es que todos vamos a hacerlo.
Morir. Pero ¿tú lo sabes?, ¿lo has pensado, estás convencido de ello? Creo que, si lo hiciésemos más, si ahora uno se parase y se repitiese a sí mismo la verdad absoluta de «la voy a palmar», quizá cambiaría cosas de su vida, eliminaría aquello que no le hace feliz, sería más consciente de que cada día puede ser el último. ¿Y a que no te imaginas qué es lo que yo no dejo de pensar? —Él me miró. El pincel le tembló en la mano—. En que no tocaría nada, ni una coma; si me preguntasen en qué lugar querría estar en este momento, diría que justo aquí, mirándote, tumbado en esta terraza. —Vi cómo se le humedecían los ojos antes de abrazarme.

—¿Y si te dijese que siento lo mismo? No dejo de pensar. En esto. En estar contigo. En que no quiero ir a la universidad y separarme de ti.

Me incorporé de golpe. El momento se rompió.

—¿Qué estás diciendo? ¿Bromeas?

Frunció el ceño y suspiró hondo.

—Es que no quiero tenerte lejos.

—Joder, Kihyun, no vuelvas a pensar algo así. Y nunca…, nunca renuncies a algo tuyo por nadie. Tienes diecinueve años. Vas a ir a la universidad y vas a vivir esa etapa como yo viví la mía. No voy a moverme a ningún lado, ¿me estás escuchando? —Lo cogí de la barbilla y él asintió con la cabeza. Le di un beso suave—. Será divertido, ya verás. Irás a fiestas, conocerás gente, harás nuevos amigos. De hecho, ¿sabes qué? Hoy vamos a salir tú y yo.
Deberíamos hacerlo más. —Le tendí una mano y le ayudé a levantarse.

No dijo nada, pero yo podía ver a través de su mirada. Veía las dudas, las preguntas, los miedos. Esa vez no quise enfrentarme a ellos, solo taparlos y seguir adelante. No hablamos más antes de vestirnos y salir a cenar. Fuimos a ese italiano donde comí con mi padre semanas atrás. Kihyun se relajó en cuanto nos sirvieron el primer plato y empecé a bromear. Me encantaba verlo sonreír. Me llenaba el pecho de una sensación cálida, única. Así que me dediqué a eso durante toda la noche: a arrancarle sonrisas y carcajadas, a decir gilipolleces solo para llevarme esos instantes con él.

Nunca Fuimos 1° Parte // HyungKi (Ad2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora