85. Bala

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No sabía si era por la falta de sangre, pero Minho notó que Han tambaleó mucho al correr. Estaba muy mareado como para distinguir si lo estaba imaginado o no.

Cuando llegaron al lugar, el peligris abrió rápidamente la puerta para poder dejar al pelinegro sobre la cama y comenzar a buscar con desesperación el dicho botiquín. Minho lo seguía con la mirada para mantenerse despierto, retrocedió un poco para quedar más sentado sobre el colchón y ver por si mismo la herida.

El peligris se sentó junto a él, comenzando a desabrochar su camisa.

- " Ah.. no pensé que esta sería la forma en la que me quitarías la ropa hoy.." Bromeó el herido Minho para apaciguar el nerviosismo que veía en su novio. El peligris no pudo evitar reír luego de tal comentario.

Al dejar descubierto su torso notó que la zona herida había tomado un color oscuro en vez de rojizo. El pelinegro se dispuso a observar también para darse cuenta de que se trataba.

- " Una bala de plata tenía que ser... eso explica muchas cosas.." Minho se puso a revisar el botiquín que había traído Han pero al no encontrar lo que buscaba volvió a ver al contrario.

- " Han, debes sacarla."

- " ¿QUÉ? ¡No, claro que no! Eso te dolerá más y de seguro te haré más daño!"

- " La única manera de que deje de hacerme daño es si la sacas, me está quemando por dentro." Minho podía mantener esta calma porque sus años de cazador le dieron la experiencia. Además por sobre todo quería que Han dejara de estar tan nervioso.

- " QUÉ. "

- " Han." El pelinegro tomó la temblorosa mano del vampiro y la estrechó.

- " Puedes hacerlo, cariño." Adolorido aún, el pelinegro sonrió dulcemente para transmitirle confianza a su vampiro.

El peligris lo observó por unos segundos para luego volver su mirada a la herida y el aspecto deplorable en el que estaba. Por suerte la herida de bala había hecho un hueco considerable pero eso no quitaba el hecho de que sacarla sería increíblemente doloroso para el lobo.
Tomó un rápido respiro y se dispuso a colocar sus dedos cerca de la herida. Por suerte los dedos del vampiro eran delgados así que hacerse paso por la herida en busca de la bala fue fácil, lo difícil era escuchar los incontables quejidos e insultos del pelinegro que trataba de no encogerse de dolor. Cuando logró sacarla, rápidamente comenzó a curar la zona, terminando el trabajo con vendajes que envolvían el torso de su novio.

Han volvió a dirigir su mirada al rostro del pelinegro. Minho estaba lleno de sudor, con una expresión de cansancio tratando de regular su respiración.

- " G..gracias cariño.." Minho observó a su novio y su rostro preocupado. Lentamente elevó su mano para posicionarla en una de sus suaves mejillas. El peligris se acercó un poco más a él luego de sentir su tacto. Fue ahí cuando Minho pudo ver de forma más clara su rostro, tenía unas manchas de sangre a consecuencia de pasar sus manos por su cara pero lo que llamó la atención del cansado lobo fueron esos ojos carmesí que lo miraban apenado.

- " Lo sabía.. con los ojos rojos también te ves hermoso.." Sonrió enamorado el licántropo.

Al escucharlo, el vampiro se sobresaltó.

- " ¿Qué? Ay, no, no, no. No tengo hambre, no tengo hambre. " El peligris puso sus manos en su rostro nervioso y comenzó a darse palmaditas en las mejillas, apretando sus ojos con fuerza mientras se repetía la última oración. Luego de hacerlo se dió cuenta que sus manos también estaban llenas de sangre, al igual que su ropa.. estaba.. en todas partes. Nervioso, corrió hacia el baño para poder despojarse de ese líquido que lo hipnotizaba.
Dejando al pelinegro solo y confundido.

[ At Midnight ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora