~Monkie Kid~ 3️⃣

Corona Maldita

He tenido esta idea desde hace un tiempo y al fin pude escribirla ^_^

Espero que les guste~

Estaba peleando y ganando pero se confío y ese fue el problema, cuando en un descuido lograron agarraron e inmovilizarlo de alguna manera. Se removió, lucho, y los podía escuchar gruñir por el esfuerzo que de seguro estaba haciendo, cuando el único que no lo sostenía se acercó, sosteniendo lo que parecía ser un aro algo grande y de color dorado. Sus ojos oscuros se abrieron con algo de pánico, esa cosa le recordaba a la corona de las historia de Monkie King, aquella que lo obligaba a obedecer.

-¡No!- sintió una diferencia apenas la corona fue puesta, sintiéndose repentinamente más fuerte que nunca, un gruñido profundo saliendo de él mientras se soltaba bruscamente y empujaba a los demonio, quien retrocedieron y huyeron con miedo, dejándolo solo y confundido. Frunció el ceño pero decidió ignorarlos, sacando su teléfono para abrir la cama y usarla como espejo, mirándose con curiosidad. Ahí estaba la corona, rodeando su cabeza y quedando justo encima de su bandana, con pequeños e inentedibles grabados sobre la superficie dorada que parecían estar brillando levemente. Guardo el aparato solo para colocar ambas manos sobre la cosa dorada, haciendo fuerza hacia arriba en un intento se sacarla pero fue imposible, parecía estar pegada e inamovible, aunque por suerte no dolia ni presionaba. Bufo con un puchero, decidido a ir con sus amigos por ayuda, solo esperaba que esa cosa se pudiera sacar.

... ... ... ...

Macaque frunció el ceño, escuchando gritos llenos de pánico que llamaron su atención, emergiendo de las sombras sólo por curiosidad y ver quien estaba causando problemas, quizás incluso podría tener la suerte de ver al chico patear algunos traseros pero en vez de eso vio a alguien subido al puesto de fruta, encorvado, agarrando las frutas disponibles y comiendo a grandes mordiscos, algo den líquido goteando por su barbilla.

-¿Pero qué...?- era fácil de reconocer a MK por su extraño peinado con bandana y esa horrible campera que se negaba a sacarse pero a pesar de eso, se veía divergente. Había un aura dorada suave rodeando sus orejas y luciendo más grandes, casi como las de un mono, con una larga cola que se movía constantemente apenas transparente y dorada también, por no mencionar las pequeñas y visibles garras del mismo color que tenía en la punta de sus dedos. -¿MK?- se veía salvaje, con el cabello algo despeinado y el jugo goteando de su barbilla por su brusco comer. Él se volteo a verlo, frunciendo el ceño y gruñendo, mostrando la suave aura dorada que rodeaba sus colmillos y los hacía más grandes, sus ojos ahora dorados mirándolo con desconfianza pero lo que más llamó la atención del mayor fue la corona dorada que tenía. El chico no se veía amable como siempre, tampoco había reconocimiento y eso no podía ser una buena señal. -Hey, Kid...- alzó las manos, esperando poder demostrar que no tenía malas intenciones, mostrando una pequeña y tentativa sonrisa. -...te metiste en problemas otra vez, ¿eh?- el gruñido del chico solo aumentó en volumen, colocándose en una posición que el mayor pudo reconocer, se estaba preparando para atacar en cualquier momento. -Soy amigo, no enemigo- aseguró con tono firme y amable, sin querer lastimarlo. MK gruñó, bajando de un salto de donde estaba, acercándose como un animal salvaje, desconfiado y molesto, sus ojos dorados fijos en el mayor.

-Esta bien...- se sentó lentamente en el suelo, cruzado las piernas y colocando sus manos en su regazo, decidido a dejarlo a acercarse. El menor se inclino, olisqueando, acercándose un poco más a medida que no detectaba ninguna amenaza y su molestia siendo reemplazada por pura curiosidad, su expresión relajandose drásticamente y acortando aún más la distancia. -¡Hey!- se quejo cuando las manos del chico de repente agarraron su rostro, apretando suavemente sus mejillas, sus ojos dorados encontrándose con los ajenos pero lo dejó, sonriendo ligeramente ante la genuina curiosidad que brillaba en los ojos ajenos.

-¿Amigo...?- soltó un suave chillido, casi sonando asombrado.

-Si, Kid...- asintió, tomando las manos del chico para alejarlas de su rostro y dándole un suave apretón. -...soy amigo- MK parpadeo, una lenta y gran sonrisa dibujandose en su rostro, mostrando sus colmillos dorados sin ser amenazante.

-¡Amigo!- soltó un chillido alegre, sentandose, la punta de cola dorada moviéndose con tranquilidad.

-¿Qué fue lo que te paso?- soltó la pregunta, sin esperar realmente una respuesta, alzando su mano para rozar con sus dedos la corona dorada alrededor de la cabeza ajena, frunciendo el ceño. Podía sentir el fuerte hechizo que tenía esa cosa.

... ... ... ...

-Mirate nada más...te vez adorable~- arrullo Wukong al ver a su alumno, quien solo lo miró por unos segundos antes de decir volver a jugar con Rumble y Shadow, soltando chillidos llenos de emoción, con los pequeños respondiendo de igual manera. -¿Qué rayos fue lo que le pasó?- miro  a su contraparte, frunciendo el ceño porque a pesar de que la ligera apariencia de mono hacía que su alumno fuera adorable, sabía que no era algo bueno y natural en ese momento.

-Creo que es esa cosa en su cabeza...- señaló, cruzandose de brazos. -...puedo sentir que tiene un hechizo pero es difícil que él se mantenga quieto lo suficiente como para poder verlo bien- esa había sido su primera intención pero apenas MK vio a sus pequeños mono, salto lejos de su agarre y se lanzó sobre ellos, solo queriendo jugar como todo un cachorro.

-¿Quieres que lo sostenga?- se ofreció, solo queriendo que el chico volviera a la normalidad. La falta de atención y reconocimiento habían dolido.

-No sería una buena idea- negó. -Es...salvaje. Si se siente acorralado, podría atacar y escapar, es lo que menos necesitamos- Wukong tarareo, asintiendo, viendo de reojo hacia atrás al sentir una presencia y sonriendo con diversión al notar a MK allí, sus ojos dorados atentos a la cola de pelaje castaño que se movía frente suyo, interesado pero estar dispuesto a saltar por el momento. El dios tocó la nariz ajena con su cola, riendo cuando el menor parpadeo y soltó un suave sonido de la sorpresa, retrocediendo y alzando la vista, sus ojos encontrándose con los ajenos antes de alejarse con una risa, divertido al parecer.

-Es adorable~- tarareo con puro cariño.