Monkey King: Hero Is Back #5

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Espero que les guste~

Nota: Creo que me salió algo dramático xD

Se saca algunos mechones y sopla, creando clones, mandándolos a atacar y agradecido de que obedecieran sin refutar o quejarse, así que se concentra en lo que debe hacer. Encuentra al mono con ayuda de su visión dorada, atrapado al parecer entre dos grandes piedras que no puede mover y con el monstruo rugiendo lleno de hambre, de seguro buscando a los niños.

-¡Te ayudare!- clava el extremo de su bastón en la primer abertura que ve y hace fuerza, ignorando la mirada de asombro y sorpresa en el rostro ajeno.

-¿Es mi...?- se ve tan confundido, atónito, que MK no puede evitar sentir algo de vergüenza. Le esperan muchas preguntas, esta seguro de ello y supone que es justo en ese sentido.

-S-Se lo puedo explicar después- usa su fuerza y su peso con todo lo que tiene, quejándose entre dientes pero soltando un ruido de victoria al lograr mover las piedras lo suficiente como para liberar al mayor, quien sale de su pequeña prisión con un gruñido de dolor. El sucesor hace una mueca, de seguro esta tan adolorido como él. Alzo la vista mientras el mono se recupera, frunciendo el ceño al ver que aquella cosa se mueve velozmente, yendo directamente a donde sabe que están los niños y el anciano escondidos. -Te daré todo el tiempo que pueda...- porque es lo único que puede hacer en estos momentos. Reza y espera que el mayor pueda desbloquear su poder o que por algún milagro aquella cosa simplemente desapareciera, lo que sucediera primero.

-Niño...- se detiene en seco ante el llamado y se voltea. Wukong se ve tenso, un poco indeciso, con muchas preguntas brillando en sus ojos y con una ligera preocupación bien oculto en el fondo de todo.

-Monkey King...- sonrío enormemente, lleno de confianza repentina. -...¡tu puedes hacerlo!- extendió su puño con energía repentina porque confía que, sin importar que versión sea o que tan brusco se vea, Monkey King se levantara y defenderá lo que cree. El mayor frunció el ceño, indeciso, pero termino por suspirar, alzando su propio puño para chocarlo contra el ajeno.

-No te mueras, Kid- y ahí esta esa expresión a la que tanto cariño le había agarrado, acompañado de una sonrisa que muestra sus afilados colmillos.

-¡Lo intentare!- asintió sin dudar y luego se impulso, atacando, usando hasta el último gramo de poder limitado que tiene encima y todos los trucos que se sabe pero se da cuenta rápidamente de que va a haber problemas. El lugar es inestable, no construido para soportar el peso de una criatura tan grande que solo sabe moverse bruscamente y por comida, los pisos de madera cayendo a pedazos y con grandes piedras desprendiéndose de sus lugares pero todo empeora cuando, con ayuda e su visión dorada, puede ver a Liuer parado frente al monstruo mientras agita frenéticamente los brazos, intentando distraer o atraerlo, no tiene idea. -¡Liuer!- va más allá de su limite para llegar hasta el niño, empujándolo sin pensar, un grito saliendo de su boca cuando una avalancha de rocas cae de repente encima suyo, cayendo del pecho al suelo y sin poder protegerse, unas cuantas piedras golpeando su cabeza, quedando inconsciente casi al instante.

No puede verlo pero el niño esta a salvo, algo golpeado y con lagrimas saliendo de sus ojos pero completamente a salvo.

-¡MK!- la voz de Liuer se rompe, tropezando en su apuro para acercarse, sollozando ante la pila de rocas que no se mueca ni siquiera un poco, usando sus pequeñas manos para sacar algunas del camino.

-¡Niño!- el mono se une en algún momento, sacando frenéticamente tocas las piedras que puede y ninguno se detiene hasta que pueden ver el cuerpo ajeno, mortalmente quieto. No pueden ver el alcance de sus heridas, ni siquiera pueden ver su rostro o si su pecho aun se mueve, pero es difícil ignorar el fuerte olor a cobre que viene de él y eso no es una buena señal

-L-Lo siento muchos, gran sabio...- sollozo el niño, bajando la vista, arrepentido y dolido. -...yo solo...quería ayudar- el mono no responde, sus ojos fijos en el cuerpo del chico de ropa extraña que no se mueve, apretando los dientes con furia y clavando sus garrar en sus palmas al cerrar los puños, un aura dorada rodeando el estúpido grillete en su muñeca. Esta furioso y molesto peor por sobre todo, esta dolido. Se levanta lentamente, pudiendo ignorar por primera vez  el dolor que trae el grillete cuando sus poderes se activan con mucha más fuerza, logrando romper aquella cosa. Y Liuer solo puede ver, con los ojos bien abiertos del asombro, como la apariencia ajena cambia, viéndose como todas las historias cuentan.

-Es hora de terminar esto de una vez- gruño, volteándose para ver al monstruo que aun ruge y se remueve, llevando su mano a su oreja y sacando aquel bastón tan familiar que trae una especie de alivio al poder rodearlo con sus dedos. -¡Hasta aquí, bastardo!- y se lanzo, su enojo dándole fuerzas.

Lo venció, dejando solo cenizas de aquella cosa, volviendo a donde estaban los demás. El anciano se aferra a todos los niños lo mejor posible, mientras que el niño se esfuerza por sacar las piedras que quedan sobre el inconsciente chico.

-Esta...respirando...- murmuro con sorpresa, una lenta y gran sonrisa dibujándose en su rostro. -¡Esta vivo, gran sabio!- su exclamación y gran sonrisa trae alivio para el mayor, quien deja escapar un suspiro al ver el pecho ajeno que se eleva lentamente y baja con cada respiración.

-Mocoso...- sonrío apenas, inclinándose para deslizar sus manos bajo el cuerpo ajeno, levantándolo con todo el cuidado que puede para acercarlo y acomodarlo contra su hombro. MK se queja pero no se despierta, con el ceño ligeramente fruncido por el dolor y apoyándose en el hombro ajeno, acomodándose de manera inconsciente. En el suelo queda el bastón, aquel que había tomado al mayor por sorpresa.

-¡Yo lo llevo!- se inclino, sonriendo, agarrando el bastón con sus pequeñas manos e intentando levantarse, dándose cuenta de que no puede. -¡Es pesado!- se sorprende de no poder siquiera poder moverlo ni un poco. Wukong suspiro, divertido, inclinándose para agarrar el bastón por si mismo, ligeramente sorprendido mientras lo gira una vez. No es suyo, lo sabe, pero puede sentir esa extraña familiaridad con tanta facilidad.

-Hay que irnos- empieza a caminar, el niño siguiéndolo con una gran sonrisa y animo, chillando de pura emoción cuando el mayor hace aparecer nubes para llevarlos lejos de ese inestable lugar.

~Monkie Kid~ 3️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora