Alas

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Espero que les guste~

Idea de: La_Victoria_2009

Sucedió de repente, empezando con una ligera picazón fácil de ignorar que muy pronto se volvió una molestia y luego en una sensación de presión que rápidamente le causo dolor, uno que fue en crecimiento rápidamente hasta volverse insoportable. Cayo de rodillas, un grito lleno de agonía saliendo de su boca, sintiendo un ardiente y horrible color en su espalda, justo en sus omoplatos, apoyando sus manos en el suelo y aferrándose con fuerza a lo que sea que pudiera. Había algo removiéndose bajo su piel, luchando por romperla para abrirse paso de alguna manera y eso solo hacia que el dolor fuera peor, lagrimas saliendo de sus ojos a gran velocidad y en mucha cantidad, apenas notando el pequeño charco que ya se estaba formando en el suelo.

-¡MK!- pudo escuchar pero sonaban lejanos, como si algo tapara sus oídos o como si su mente estuviera demasiado ocupada en sentir dolor como para prestar atención a lo que sucedía a su alrededor. Grito, acurrucándose, sin saber como lidiar con tanto dolor y sintiéndose abrumado además de desesperado.

-¡Ayuda!- estaba en agonía, soltando gritos entrecortados mientras lo que sea que estuviera en su espalda empezaba a romper su piel, podía sentirlo, era morboso de alguna manera y de repente, jadeo, sintiendo una repentina ola de alivio puro inundar su cuerpo al mismo tiempo que podía sentir un repentino peso colgando de su espalda. -Es...fue horrible...- jadeo, empujándose apenas para quedar sobre sus rodillas, su cuerpo estaba sentido como si lo hubieran golpeado y tirado contra múltiples edificios, además que todo lo anterior lo había dejado cansado hasta los huesos, no era la mejor sensación. Alzo la vista al sentirse observado, notando a sus amigos parados lejos de él, mirándolo con los ojos bien abiertos, luciendo conmocionados y horrorizados al mismo tiempo. -¿Qué?- enarco una ceja y ahí es cuando volvió a caer en cuenta del peso en su espalda, se sentía como si tuviera una mochila llena de libros colgando. Miro de reojo hacia atrás, abriendo los ojos con asombro y entendiendo la reacción de sus amigos. -Oh...- tenía alas ahora, grandes y majestuosas, cubiertas de largas plumas que no tenía un color en especifico pero tampoco eran blancas, los bordes luciendo un suave y visible brillo dorado que se veía más intenso gracias a la iluminación del sol. Supuso...que lo que le había dolido tanto eran aquellas cosas rompiendo su piel para salir, aunque eso no respondía sus preguntas por completo.

-¡MK!- ahí Mei pareció reaccionar, siendo la primera en avanzar a grandes paso pero con sus manos flotando, al parecer sin saber si tocarlo era una buena idea. -¿E-Estás bien?- se veía desesperada y al borde de llorar.

-Eso creo- no tenía ni idea pero aun así extendió su mano hacia su amiga, quien se apresuro a agarrarlo, sus piernas temblando mientras hacia un esfuerzo para pararse.

-Ten cuidado, Buddy- Wukong se apresuro para sujetar su otra mano y ayudarlo, sosteniendo la mayor parte de su peso.

-¿De donde salieron esas cosas?- Tang frunció el ceño mientras se acercaba, acomodando sus anteojos e inclinándose para inspeccionar las alas con ojo critico.

-De mi cuerpo- porque había sentido como rompía su piel y no fue nada divertido. El adulto tarareo, pensativo, acercando una de sus manos para tocar las alas pero recibiendo un fuerte golpe de estas directo en el rostro. -¡Lo siento!- hizo una mueca al escuchar a su amigo quejarse en el suelo, golpearlo no había sido su intención.

-Se lo merecía- bufo Pigsy, notando de reojo como el menor lograba encoger ligeramente las alas contra su espalda. -¿Seguro que estás bien?- porque el chico se estaba tambaleando ligeramente en su lugar.

-Estoy...cansado- bostezo ampliamente, aunque mostro una ligera sonrisa, iba a dormir y luego se ocuparía de su repentino problema. De repente, pareció darse cuenta de un detalle, inclinando apenas las mejillas mientras hacia un puchero. -Esta era mi campera favorita- ya podía imaginar los grandes agujeros que tenía su remera y su campera, eso no podría arreglarse tan fácilmente.

-Piensa en eso luego- Macaque, quien se había mantenido en silencio mientras inspeccionaba la situación y pensaba en lo que pudo haber sucedido, se acerco y le mostro una ligera sonrisa al chico, quien le devolvió el gesto sin dudar. -Luego podemos arreglarlo- levando su mano y chasqueo los dedos, todos ellos hundiéndose en las sombras y yendo a un lugar seguro.

~Monkie Kid~ 3️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora