Mamá #4

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Espero que les guste~

Nota: En un principio, se suponía que MK iba a ser el hijo biológico pero mientras escribía, mis ideas fueron cambiando hasta que terminaron en esto xD

El frío repentino y mucho estrés sólo causaron lo inevitable, MK obligado a estar en cama mientras jadeaba ligeramente, con sus mejillas rojas por la fiebre que había subido por la noche y la voz ronca por toda la toz, tapado hasta la barbilla y temblando ligeramente a pesar de que estaba sudando.

-Tranquilo, tranquilo- Macaque dejo un paño frío en la frente ajena, frunciendo el ceño ante la mirada perdida del menor, quien se quejo entre dientes.

-...estoy cansado...- murmuró, su voz rompiéndose un poco. Su enfermedad era molesta pero al menos eso hizo que LBD no saliera, algo que les daría tiempo a sus amigos. Estaba molesto y agradecido al mismo tiempo, una extraña sensación.

-Lo sé- el mono hizo una mueca, alzando la vista justo para verla parada en el balcón, sin hacer el amague de entrar si quiera. Era tan raro verla allí, luciendo triste mientras miraba al menor, quien muy pronto empezaría a tener pesadillas febriles. -Todo estará bien- no estaba exactamente seguro de aquello pero confiaba en la terquedad de Wukong y de aquel extraño grupo que lo acompañaba, quienes de seguro estaban moviendo cielo y tierra para buscar una manera de liberar a su amigo. -Todo estará bien, Kid. Solo resiste- tomo la mano ajena, ignorando la mirada fija de aquellos ojos rojos brillante y decidido a concentrarse en el menor, a quien solo pudo escuchar quejarse entre dientes antes de volver a quedar quieto por el momento.

Mientras tanto, los sueños de MK eran extraños y confusos, pasando de lugares tranquilos a unos llenos de colores y en ciertos momentos, volviéndose pesadillas que por suerte no podía recordar. Se sentía fatal, con la cabeza flotando y un dolor en todo su cuerpo que por momentos lo mantenía despierto, sintiéndose asqueroso por el sudor pero con un frío que aún estaba en lo más profundo de sus huesos, por no olvidar esa horrible pesadez en su estómago que sólo hacía que le costará comer. Podía sentir la amable compañía de Macaque, algo que agradecía porque le daba la oportunidad de aferrarse a algo real y familiar, sintiendo como se quedaba dormido lentamente, deseando con todo su corazón poder tener un sueño tranquilo por esta vez.

-¿Eh?- estaba flotando en medio de un lugar completamente blanco, confundido de cómo había llegado allí.

-Bebé...- se sobresalto y a pesar de no tener ningún apoyo, pudo voltearse rápidamente, justo para verla allí. Se veía humana, con su largo cabello flotando suavemente a su alrededor y el cansancio marcado en su expresión. -...lo siento tanto, mi bebé...- parecía derrotada y resignada, diferente a como la había visto antes. -...perdi mi destino...te volví a perder...- y había pequeñas lágrimas que flotaban lejos de sus ojos, desvaneciendose al poco tiempo. Él la miró fijamente, sin saber cómo sentirse exactamente. Estaba tan aliviado de saber que habían ganado de cierta manera pero al mismo tiempo, se sentía mal por ella, quien sólo quería cumplir con lo que creía.

-Lo siento...- dudo pero se acercó, tomando suavemente las manos ajenas entre las suyas, sorprendido del toque extrañamente cálido y real.

-No eres mi bebé...¿Verdad?- murmuró de repente, entrelazando ligeramente una de sus manos con la de él, pensativa.

-Me temo que no- le había mentido durante días, se había hecho pasar por el hijo de aquella mujer dolida que sólo quería recuperarlo. Era una mala persona. -Yo...lo siento mucho...-  porque sentía que le debía una disculpa, sorprendido de verla negar suavemente con la cabeza.

-No te disculpes- ella sonrió, suave y dulce, alzando su otra mano para acunar la mejilla del menor, quien se permitió apoyarse en el toque esta vez. -No eres mi bebé...pero me dejaste tenerte, pasar tiempo contigo, me dejaste sentir como madre una vez más- apoyo su frentes juntas.

-Yo...no tengo sus recuerdos...- dudo. -...pero por lo que me dejaste ver...él te amaba mucho...- y ella a a él, pudo sentirlo con cada recuerdo, ese cariño maternal y sin límites. -...y espero, que después de esto, ambos puedan estar juntos otra vez- sonrió, tentativo y algo en sus palabras parecieron hacerla feliz por la manera en que sus ojos brillaron.

-Muchas gracias...mi otro bebé- sonrió, dejando un suave y cariñoso beso en la frente del menor, quien cerró los ojos, el paisaje blanco rompiéndose lentamente.

Se sentó en su cama con un fuerte jadeo, al mismo tiempo que el mono se volteaba a verlo con alarma y todo el hielo de la ciudad se rompía, dejando libre a la gente atrapada allí durante días.

-S-Se fue...- tosió, sintiendo su garganta arder, suaves palmadas en su espalda ayudándolo. -...se fue...- había lágrimas saliendo de sus ojos, una maraña de sensaciones inundando su cansado y enfermo cuerpo. Se sentía aliviado de que todos estuvieran libres pero había un dolor en el fondo de su corazón por la partida de ella. Su tiempo juntos había sido corto y en momentos incómodo pero ella había sido amable y dulce, mientras que él le había mentido con todos los dientes hasta lo último, haciéndose pasar por el hijo que alguna vez perdió. Se sentía asqueroso, nauseabundo, algo subiendo rápidamente por su garganta y algo en su rostro lo expresó porque el mono se lanzó para dejarle un bote de basura entre sus manos justo a tiempo, lo poco que había comido siendo devuelto rápidamente.

-Ya, ya. Tranquilizante, Kid- Macaque frunció el ceño, preocupado. Él podía sentir la repentina libertad, como si un peso se quitara de su cuerpo, pero por el momento estaba más preocupado por el chico enfermo que no parecía tener idea de cómo digerir los sentimientos del momento. Le dio suaves palmadas en la espalda, sosteniéndolo, escuchándolo sollozar e ignorando el fuerte olor, decidido a consolarlo lo mejor posible.

~Monkie Kid~ 3️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora