Café Maid #2

1.6K 179 55
                                    

Espero que les guste~

Nota: Que no se note que para las últimas ya no tenía ideas xD

-¡MK!- la puerta se abrió de repente, sobresaltando a todos los presentes pero la chica estaba totalmente concentrada en su objetivo mientras entraba a paso firme.

-Hola Mei- sonrió al verla, algo preocupado por su expresión sería. -Ammm, señora, ¿le importaría...?- miro a la dueña con expresión suplicante, haciendo un gesto hacia su amiga que obviamente quería hablar.

-¿Es tu amiga, cariño?- enarco una ceja, luciendo divertida. -Adelante- hizo un gesto cuando lo vio asentir, él sonriendo como agradecimiento mientras dejaba la bandeja que tenía entre sus manos y se acercaba a su amiga, quien lo agarro de la muñeca y lo arrastró hacia un lado, sin querer sacarlo con ese uniforme.

-¿A quien tengo que golpear?- preguntó con tanta seriedad que MK solo pudo parpadear confundido. -¿Quién te obligó a tomar este trabajo?-

-Nadie- ella no pareció creerle. -Nadie me obligó, en serio. Necesitaba dinero extra y Midori conocía a alguien que necesitaba manos extra, así que aquí estoy- hizo un gesto hacia sí mismo, sacudiendo ligeramente el delantal blanco.

-Pudiste haberme pedido dinero si lo necesitabas- su expresión se relajo apenas pero aun no lucia muy convencida.

-No, ya te pedí dinero una vez y aún no te lo devolví todo- fue rápido en negar.

-MK...es solo dinero- Mei frunció el ceño, extendiendo su mano para agarrar la ajena y darle un suave apretón. -Te prestaría lo que necesitarás si significa que ya no tienes que vestirte así-

-¿Me veo tan mal?- se miro a sí mismo con un puchero.

-No- y ese podía ser el problema. Su amigo era demasiado confiado e inocente, vistiendo así solo lo hacía un blanco más grande para que intentarán aprovecharse.

-Estoy bien, Mei-Mei...- le dio un suave apretón a la mano ajena, mostrando una amable sonrisa. -...este lugar es genial. El uniforme es incómodo y algo raro, si...pero...no es tan malo después de que te acostumbras y la señora es super amable conmigo...- la empezó a guiar hacia la mesa más cercana que había, haciendo un gesto para que se sentará. -...y los dulces de aquí sin deliciosos- ella hizo un puchero mientras lo veía alejarse para traerle algo y suspiro. Incluso con ese extraño uniforme, su amigo se veía extrañamente cómodo en ese lugar, con aquella amable señora sonriendo con cariño y tratándolo con amabilidad.

... ... ... ...

-Renuncia...ahora mismo- gruñó Pigsy apenas empezó su turno en la semana.

-¡¿Qué?!- lo miro, sorprendido por sus palabras. -¡No!- frunció el ceño. -No voy a renunciar- no cuando estaba tan cerca de llegar a su objetivo.

-MK...- Tang habló, dudoso. -...ese lugar es...- hizo un gesto, luciendo como si no supiera como expresarse.

-No critiques ese lugar- fue rápido en decir. El lugar era pequeño y colorido, buen decorado y llamativo, con dulces deliciosos y muchos clientes, por no olvidarse de la amable dueña. -Crítica el uniforme si quieres pero no a ese lugar porque no lo conoces, ni siquiera fueron allí- se levantó, ligeramente molesto. -Ahora, si me disculpan, me voy- junto todos los pedidos del momentos y se alejo, decidido a ignorar lo que sus amigos habían dicho.

... ... ... ...

-Aquí estamos, pequeño amigo- sonrió Sandy cuando llegaron al pequeño local.

-¡Gracias por acompañarme!- sonrió MK, entrando con sus amigo siguiéndolo de cerca, avanzando a grandes pasos mientras el de piel azul se sentaba cuidadosamente en una silla. Volvió al poco tiempo, ya vestido con aquel extraño uniforme con falda.

-Te vez adorable~- no pudo evitar comentar con una sonrisa, feliz al ver la sonrisa ajena agrandarse.

-¡Gracias Sandy!- rio ligeramente, aliviado de que alguno de sus amigos no estuviera en contra de su trabajo temporal.

... ... ... ...

-Es un buen día~- MK tarareo para si mismo, distraído con una melodía que resonaba en su cabeza y distraído mientras limpiaba las mesas desocupadas recientemente, ignorante del grupo de idiotas que lo miraban con malas intenciones y sin notar siquiera la mano que se acercaba con toda la intención de alzar su falda, solo detenido por una mano más rápido que agarro su muñeca bruscamente. El sujeto jadeo, sobresaltado ante la mano que salía de las sombras, temblando cuando un mono de pelaje oscuro emergió.

-¿Quieres perder la mano?- sonrió Macaque, sádico, apretando firmemente la muñeca ajena hasta hacerlo quejarse del dolor. El sujeto fue rápido en negar, sin notar por el momento como sus amigos lo habían abandonado, temerosos del mono. -Entonces, no vuelvas a intentarlo- lo soltó bruscamente, contento de verlo correr para salir.

-¿Macaque?- MK se volteo, parpadeando con sorpresa al ver al mayor de repente allí, sin haber escuchado la puerta.

-Hey, Kid~- mostró una sonrisa amable esta vez.

-¿Qué haces aquí?- ladeo la cabeza, curioso. -¡Oh!- sus ojos brillaron con alegría, una sonrisa dibujando se en su rostro. -¿Viniste para probar el pastel que te dije?- el mono no estaba allí exactamente para eso pero de igual manera asintió, dejándose arrastrar hacia un de las mesas, divertido con la emoción ajena.

... ... ... ...

-MK, cariño, tienes una mariposa en el hombro- comentó la dueña con diversión, haciendo un gesto hacia el menor.

-¿Mariposa?- enarco una ceja, mirando su hombro con curiosidad, sorprendido de ver a la pequeña mariposa de colores familiares en su hombro. -¿Monkey King?- frunció el ceño al reconocerlo, confundido por su repentina presencia.

-¡Hey, Bud!- sonrió, agitando ligeramente sus alas. -No me prestes atención, solo estoy de paso-

-Es difícil ignorar a una mariposa parlante- bufo la mujer, el menor riendo, aunque eso era verdad. -Transfórmate y siéntate como una persona normal, mono raro- hizo un gesto hacia las sillas, el dios haciendo un ligero puchero.

... ... ... ...

-Te vez...raro- comento Nezha antes de poder evitarlo, haciendo una ligera mueca ante la ropa ajena.

-Lo sé- asintió, sin sentirse ofendido ante las palabras ajenas. -¿Vienes a vigilarme?- enarco una ceja. Había notado el patrón de visita de sus amigos, el como se sentaban allí hasta el final de su turno y a pesar de ser distraído, había entendido lo que estaban haciendo. El príncipe asintió, sincero y directo como siempre, el menor suspirando ante eso, haciendo un gesto para que su amigo se sentará y alejándose para atender otras mesas. Sus amigos eran paranoicos, en serio que sí.

~Monkie Kid~ 3️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora