~Monkie Kid~ 3️⃣

El Lobo y El Sucesor

Espero que les guste~

Recibir pedidos con dirección al bosque cerca de la ciudad realmente no es algo tan sorprendente como se esperaba. Sucedía mucho más a menudo de lo que le gustaría, algunos casos siendo una broma de mal gusto pero la mayoría de las veces eran de gente que estaba acampando por allí, que se les había antojado un buen palto de fideos deliciosos o simplemente habían perdido su comida en un accidente.

Tenía que ir, incluso si ya se estaba haciende de noche y solo quería dormir, acurrucado en su cómoda y cálida cama. Así que tomo una linterna, porque nunca se puede estar seguro de lo que podía suceder, y una campera grande bien abrigada antes de subirse al carrito con los pedidos atrás, acelerando, esperando poder terminar de una vez.

-Oh cielos...- el bosque oscuro no era su lugar favorito pero trago en seco y se armo de valor lo mejor posible, avanzando lentamente por el ligero camino que había allí, incomodo por los sonidos aterradores que causaban los vientos que removían las ramas y temblando ante la oscuridad del lugar pero siguió hasta el pequeño lugar algo libre donde usualmente se hacían campamentos. -¿Hola?- frunció el ceño con confusión al no ver a nadie allí presente, saliendo de su carro con pasos temblorosos. No había ningún ser allí presente pero había pruebas de que si hubo alguno, como el pequeño montón de madera que aun humeaba o los trozos rotos de tela de lo que seguro fue una tienda en algún momento. -Oh no...- se estremeció, soltando un grito cuando un aullido resonó por el bosque. Corrió sin pensar a su carrito, prendiéndolo con algo de dificultad y apretando el acelerador con algo de desesperación, preparándose para dar media vuelta y huir para enfrentar las consecuencias de no entregar su pedido con su jefe, pero una repentina t gran figura apareciendo frente suyo lo distrajo. Grito con miedo, moviendo bruscamente el volante de su carrito para esquivar a lo que sea que se le hubiera atravesado, saliendo bruscamente del camino y adentrándose aun más al bosque, luchando para mantenerse en equilibrio, solo para que todo movimiento fuera detenido abruptamente cuando se estampo contra un árbol, todo el aire saliendo de sus pulmones cuando su pecho choco contra el volante y gimiendo cuando su cabeza golpeo algo solido que no pudo ver bien. Todo le dolía y parecía que ni siquiera la adrenalina lo iba a ayudar, su visión volviéndose cada vez más borrosa. Lo último que pudo ver antes de caer inconsciente fue una figura grande y prominente que aparecía entre toda la maleza, avanzando a paso lento.

... ... ... ...

-¡No!- se sentó de golpe, abriendo los ojos, haciendo una mueca de dolor. Ese había sido un feo golpe. Jadeo, mirando a su alrededor de manera frenética, dándose cuenta con un sobresalto de que estaba en una cueva y que podía ver la lluvia que caía afuera, fuerte y constante. -Que mala suerte- hizo un puchero, la noche y la lluvia solo hacia que hiciera más frio. Se volteo por alguna razón, jadeando y gateando hacia donde estaba su carrito...o por lo menos, lo que quedaba de su carrito. -Pigsy va a matarme- el carrito era irreconocible, con una enorme abolladura enfrente y la mayor parte roto pero de alguna manera, la caja en donde llevaba los pedidos parecía intacta, su campera abrigada dejada a un lado. -¡Oh, gracias dioses de los fideos!- se lanzo, agarrando su campera para ponérsela encima de su uniforme, suspirando de alivio. Ahora estaba un poco más cálido. Metió las manos en los bolsillos, sorprendido de encontrar su linterna y su teléfono allí, sacándolos ambos para verificar. Su linterna prendió para su alivio pero eso solo le permitió notar que su teléfono no. -Es el tercer accidente en este mes...- hizo un puchero, la pantalla estaba rota y estaba seguro de que algunas cosas en su interior debían estar en ese mismo estado para que ya no encendiera. -...espero que Red Son pueda arreglarlo- porque no tenía dinero para mandar a arreglarlo por su cuenta o comprarse otro. Se sobresalto cuando escucho pasos, tensándose ante la figura que se acercaba a la única entrada y salida de la cueva, una figura baja pero grande al mismo tiempo. Grito, luchando por un momento para agarrar su linterna, apuntando hacia el frente apenas pudo.

-¡Oh!- parpadeo con sorpresa ante la vista del lobo que caminaba a paso lento y cuidadoso, sus pasos casi sin hacer ningún sonido. Era grande, mucho más de lo que hubiera esperado, con el pelaje, una mezcla de negro y blanco, revuelto y liso por culpa del agua pero lo que más resaltaba del gran animal a parte de su tamaño, eran esos extraños y brillantes ojos rojos que lo miraban fijamente. El lobo grupo, sacudiéndose el exceso de agua antes de adentrarse por completo, manteniendo su distancia del menor mientras se sentaba del otro lado, su cola moviéndose lenta pero constantemente. -Ammm...- decidido a no parecer amenaza se sentó de piernas cruzadas, acunando su linterna entre sus manos, algo incómodo por la mirada fija ajena. Miró hacia afuera, la lluvia parecía ir solo en aumento y sin hacer amague de detenerse pronto, así que sabía que no saldría de allí por el momento. Se termino por comer el pedido que no pudo entregar, compartiendo algo con el lobo que se había acercado un par de pasos para su sorpresa.

-Tengo sueño- bostezo ampliamente apenas termino, soltando un chillido cuando el animal de repente mordió la parte de atrás de su campera y parpadeando con sorpresa cuando este logro levantarlo con facilidad, encogiéndose mientras se dejaba llevar, terminando en lo que parecía ser un montón de mantas amontonadas en un pequeño rincón. Así que allí estaba, en un nido de mantas, en una cueva en el aterrador bosque y con una tormenta desatándose fuera, sin manera de comunicarse, con un lobo de gran tamaño acurrucado a su alrededor y manteniéndolo cálido. -¿Cuando se volvió tan rara mi vida?- decidido a no pensar mucho en ello, se tapo a si mismo con su campera abrigada y se acurruco contra la calidez del animal, dormitando mientras sentía una fría y mojada nariz rozar su frente. Si, su vida era extraña.