Capítulo 58

4.3K 243 120
                                        

Bloody Love

Capítulo 58
La Tormenta

LAUREN

El Druida nos lleva en su auto al refugio, y sin pensarlo dos veces Kaley sube al puesto del copiloto, por lo que me veo obligada a ir en la parte de atrás. No estoy menos inquietada que ella por toda esta situación, pero sin lugar a dudas esa preocupación me puede menos a mí de lo que le puede a ella. Va todo el camino moviendo aceleradamente una pierna y analizando frenéticamente las calles, como esperando toparse de pronto con una respuesta temprana.

Quince largos minutos hasta arribar en las puertas de Dachaigh. Hay menos jaleo que la última vez que estuvimos aquí, luego de revelar nuestro lazo y en plena preparación de las tropas, pero se nota en las personas reunidas cuchicheando en los alrededores y los Guardianes alerta apostados en la entrada que algo está aconteciendo.

Una vez descendemos del vehículo todos los ojos se vuelcan en nosotras, algunos más discretos que otros, y una fuerte atmósfera de alarma y desconfianza nos envuelve. No tengo mucha cabeza para verificar qué tanto afecta eso a la cachorra, ahora mismo estoy muy ocupada sintiendo mis propios instintos de traficante reaccionar a lo que emiten las bestias, además de la intriga por lo que sucede, como para eso.

Dos de los cuatro guardias flanqueando las puertas principales la abren, los otros dos ingresando justo antes que nosotros para guiarnos a dondequiera que se halle Conall Crawford. Esta vez no es una estancia precisamente pública, sino el despacho que supongo pertenecerá a algún elemento administrativo del refugio, seguramente un mando importante de la manada.

Sin embargo, dentro está nada más y nada menos que los más altos rangos: el Alfa, su Luna y los tres Delta; asimismo, King, la hija de Crawford y un puñado de guardias. Todos en torno a una Zam atada y sentada en una silla de madera, en un estado que me deja más desazonada incluso que su mera presencia aquí.

Y es que Zam es una traficante hábil, antigua y experimentada, por lo que hallarla con manchas de sangre seca y raspones que fácilmente pudieron ser incisiones más profundas hace un rato en el rostro, brazos y torso, la ropa maltrecha y el cabello con pinta de que la última vez que se acordó de él fue hace días, no es en lo absoluto un buen augurio.

¿Qué podría haberle pasado? Kadín dijo que se rindió ante los Guardianes para ser traída aquí, lo que imagino hizo porque era la única forma no agresiva de llegar a nosotras sin necesidad tampoco de rastrearnos tardíamente por la ciudad. Algo, alguien tuvo que haberle provocado esas heridas, pero ¿quién?

La tensión flota tan claramente en la estancia que incluso a mí, que no tengo la necesidad de respirar, me hace sentir que no podría hacerlo tan ligeramente como sería normal; los Teriántropos están casi todos concentrados en la prisionera, mientras que el Alfa, su familia y los Delta son los que se vuelven cuando hacemos acto de presencia.

Sin embargo, ninguno de ellos es el primero en reaccionar.

— ¡Kaley! —exclama Zam nada más al vernos ingresar, la aludida siendo quien va al frente.

Va a levantarse, seguramente por un impulso, puesto que de darse tiempo para premeditar su acción hubiese previsto lo que sucede entonces. Tres espadas la hacen permanecer estática sobre la silla y, de hecho, tener que reclinarse en ella para evitar cortes por la plata de las hojas, una amenazando con abrir su cuello, la otra apoyando la punta en su corazón, y la última orientada para clavarse en su estómago de una estocada.

— ¡Quieta, chupa-sangre! —le ordena Angus, el mismo veneno con el que me aludió a mí en un principio marcado en su voz —Sería de muy mal gusto manchar con sangre el piso de un refugio.

Bloody LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora