Bloody Love

Capítulo 55

Bloody Love

Capítulo 55
Un Auténtico Vínculo

LAUREN

Al Alfa le basta con un par de llamadas para que dos enormes Grand Cherokee, me arriesgaría a decir último modelo, estén en las puertas de la escuela para recogernos. Vehículos bastante acorde a Crawford, y si ambos le pertenecen quiere decir que tiene dinero, aunque por lo general no se espera lo contrario de alguien proveniente de un linaje de Alfa de más de doscientos años. Kaley deja salir un breve chiflido de apreciación, aunque no luce del todo cómoda con subirse a ninguna de ellas.

La causa de elección de vehículo es evidente, al menos para mí: tiene capacidad para siete pasajeros, por lo que podrá tener suficiente gente vigilándome sin necesidad de subirme a un furgón como si fuese prisionera. A pesar de la pequeña reticencia que siento venir de Kaley, no me dilato mucho en subir a la camioneta cuando el hombre que ha llamado por ellas lo indica.

Con tres guardias ubicados en la fila de asientos posterior, la cachorra y yo nos acomodamos en los dos asientos de en medio; delante de nosotras, el conductor –un Halvod, a juzgar por su olor– no deja de echarme miradas nerviosas por el retrovisor, mientras que Crawford toma el asiento del copiloto. Esto es muy espacioso, quizá deba conseguirme uno así, podría ser útil. El resto se reparte como quieren en el otro vehículo.

No hay dilataciones al ponernos en marcha, ni indicaciones por parte del Alfa, el destino debe haber sido señalado al conductor con antelación. Mientras ella se toma la confianza de recargar el brazo en el marco de la ventanilla cerrada, yo permanezco de brazos y piernas cruzadas. El ambiente en esta pequeña cabina no es muy diferente al que había en el salón que dejamos atrás, aunque es como si el reducido espacio hiciera que las emociones estuvieran un poco más condensadas.

No obstante, hay una diferencia, leve, pero increíblemente pesada, en el aire que se respira. La desconfianza persiste, pero ahora es como si hubiera el deseo latente por parte de todos de deshacerse de ella. Ahora es una expectativa, todo mundo aguarda el momento en el que las verdades incontrovertibles terminen de ratificarse para que la necedad no se interponga más en el camino de las ganas que todos tienen de, como dijo la cachorra, «actuar acorde al Código».

Si bien me pareció un poco demasiado impulsivo en su momento, resulta ser que las palabras de la cachorra tuvieron un impacto muy positivo en la psique de los lobos. No conozco el Código del Lobo, pero sé que todas las manadas, las manadas consolidadas, esas que poseen una runa para abalarse con la diosa Luna, se rigen por él. Es la base de su sociedad, donde fundamentan sus leyes y actuar. Y eso es lo que ha marcado este cambio, sutil y radical al mismo tiempo, en la disposición de Crawford y sus hombres.

Solo queda comprobar si realmente van a dejar de lado los prejuicios una vez no haya argumento válido para refutar el vínculo entre nosotras.

Tras un par de minutos de viaje, el Alfa notifica que nos dirigimos a la comisaría más cercana, el lugar más lógico donde encontrar el recinto que cree será el mejor para que puedan ser espectadores de la prueba sin tanto riesgo a que alguien pueda ser atacado: una cámara Gesell.

Solo asiento a sus palabras, a pesar de que no pueda verme. No es la gran cosa y, si soy honesta, es un entorno mucho menos hostil que el calabozo en el que imaginé querría meterme para evitar cualquier posibilidad de un Vampiro sediento e incontrolable a la fuga. Aunque sí llego a preguntarme qué hará para usar el espacio sin que quede evidencias de actividad sobrenatural en los registros humanos.

Kaley, por su parte, parece incómoda por la perspectiva, aunque no objeta. A decir verdad, ha estado reaccionando de esa manera, con una especie de desazón interna que procura no exteriorizar, a cada medida que pueda verme de alguna manera en desventaja. Seguramente no debería sentirme complacida de saber que se preocupa por mí, pero es inevitable.