Bloody Love

Capítulo 67

Bloody Love

Capítulo 67
Último Asalto

LAUREN

La corriente de lobos entra con fuerza, la nieve amortiguando sus pasos no volviendo de su marcha menos intimidante, aproximándose al castillo por los costados del camino que conduce a la puerta principal. No hay más comité de bienvenida, la primera línea de defensa yace desangrada a mi alrededor y el resto de lo que queda del ejército debe estar concentrado dentro de los muros si quieren tener una mínima chance de resistir.

Por mucho tiempo pensé que ver a Moon entrar en el aquelarre del clan sin apenas contratiempos, ser consciente del poder letal que traen y que muy difícilmente podrán ser contenidos, sería probablemente el peor escenario en el que podría encontrarme. Pero justo ahora, viendo a mi cachorra dirigirlos al trote cuesta arriba hasta agruparse a ambos lados de las puertas principales, siento euforia, pues sé que de una forma u otra esta guerra va a acabarse de una vez por todas.

No me siento mal, los siglos que pasé defendiendo esta casa lo hice solo por compromiso, puesto que mi lealtad nunca la deposité en títulos ni supremacías. Mi lealtad es para personas, personas que se la merezcan porque también serán leales a mí; y, en seiscientos años, la única que se la ha ganado es la loba que comanda a los Lycans esta noche. Además, Lorene me traicionó para hacerse con el poder del clan, y por si fuera poco atentó contra lo único importante en mi vida, así que no sentiré nada por ningún Úpiro que caiga hoy si sus muertes son necesarias para asegurarme que mi hermana tenga lo que se merece.

Cuando escucho el sonido de un motor sé que es momento de continuar. Nuestra misión principal ha concluido con éxito, es hora de pasar a los intereses secundarios. La infiltración siempre se me ha dado bien, pero la acción directa es lo mío. Me vuelvo a mirar al equipo, que también presencia el asedio con atención. Zam se gira a verme, yo solo le doy una pequeña sonrisa.

—Señores, espero que estén preparados porque ahora se viene lo divertido. —anuncio antes de encaminarme de regreso al interior.

Con la primera línea de defensa deshabilitada, ahora los lobos solo tienen que abrirse paso por las puertas para encontrar el ejército. Sé que no les costará, y conozco lo bastante bien a mi hermana para saber que su resistencia estará dividida en dos comisiones: la del vestíbulo, que no tengo dudas solo habrá puesto ahí para reducir los números de Moon, y la del salón principal, la segunda área más amplia del castillo donde se llevaban a cabo las galas y otras ostentosidades, que será la verdaderamente responsable de detener a los intrusos.

Si será la primera o la segunda la que esté más fuertemente armada no puedo saberlo, pero Kaley tiene estrategias para ambas situaciones, así que todo marchará bien siempre que no tengan oportunidad de atrincherarse y/o reabastecerse. Y de eso nos encargaremos nosotros.

Apenas estamos ingresando por el acceso lateral cuando una estruendosa conmoción hace estremecer las paredes. Sonrío, pues sé que eso quiere decir que los lobos han abierto las puertas. De ahora en más todo depende de las tácticas de la cachorra y la habilidad de Moon para ejecutarlas sin hacerse matar en el proceso.

Pocos minutos después se desata el caos, el sonido de las detonaciones haciendo vibrar el suelo. Me encantaría ir allí abajo y unirme, sobre todo sabiendo que Kaley está justo en medio de la balacera y que será el objetivo preferencial de todas las miras, pero mi utilidad allá será más limitada que si sigo mi propio camino. Debo convencerme a mí misma de que ella puede cuidarse sola.

Ahora que los lobos están dentro, tenemos que asegurarnos que no haya ningún lugar donde establecer una trinchera favorable con la que los traficantes compensen la diferencia numérica. Eso quiere decir, ningún sitio donde puedan alimentarse o encuentren armas que prometan una defensa efectiva. Y justo para este trabajo es que uno de nosotros trae granadas.