Capítulo 62

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Bloody Love

Capítulo 62
Infierno

LAUREN

Con un demonio, lo que me faltaba...

—Mierda… —maldigo entre dientes.

Inmediatamente voy a sostenerla, aunque, más allá del susto que reflejan sus ojos y lo acelerado que late su corazón, la cachorra no ha sufrido mayor alteración. No obstante, me permite cruzar mi brazo por su espalda, su mano posándose en mi hombro más bien para calmarme, pero no se apoya en mí en ningún momento, manteniéndose erguida y respirando acelerada mas no forzadamente mientras analiza la situación. Más allá de una ligera palidez por la pérdida de sangre, no parece especialmente afectada.

A pesar de su estado, la herida luce terrible. La mancha en la camisa bajo su chaqueta bomber ha ido adquiriendo un tono de rojo más profundo, expandiéndose más a cada segundo, y dentro de nada será incapaz de seguir absorbiendo la sangre que sale a raudales de su abdomen y hombro. Parece que la bala del hombro salió, pero las del estómago no.

Quizá no deberíamos alarmarnos demás, después de todo esta cantidad de proyectiles no será letal para ella, y si bien definitivamente hay que preocuparse por sacar el veneno de su sistema cuanto antes, todavía hay tiempo y entrar en pánico no será producente. Ahora bien, hay una acre sensación en mi pecho que me imposibilita de sosegarme a pesar de mis pensamientos.

—Muy bien, esta… —al parecer ella ha llegado a la misma conclusión que yo pues, con algún que otro titubeo, se esfuerza en hablar con la mayor compostura posible, lamiéndose los labios para tratar de mantenerse en calma —… esta no es una cantidad mortal del veneno… Ya se han recuperado soldados con tres heridas de bala y como Alfa yo tengo…

Se interrumpe con un quejido dolorido, que es como activar un interruptor. Soy perfectamente consciente de lo que siente, de pronto hay un agente insufriblemente caliente esparciéndose en su interior, como ácido quemando todo a su paso. De un momento a otro sus piernas dejan de sostenerla y es como si la brisa fría que corre incesantemente por el bosque congelado se llevara todo el color de su rostro a su paso. Retira la mano de mi hombro para sostenerse el abdomen con ese brazo, pues la herida en el otro hombro parece incapacitarle la extremidad.

Mi brazo es lo único que evita que se desplome sobre la tierra, e inmediatamente subo el otro para estabilizarla, al tiempo que ella vuelve a gruñir en agonía, con más intensidad, pues la sensación que hay dentro de su cuerpo es que garras de metal al rojo vivo están abriendo su estómago y hombro para introducir fuego en sus venas.

— ¡Kaley! —le llamo, angustia como no la había sentido en mucho tiempo palpable en mi voz, y no pierdo tiempo para llevarla de regreso al banco, donde acomodarla de forma que me permita observar las heridas sin que ella se haga daño; su brazo, sin embargo, no me deja visión a la de su estómago — ¿Qué pasa?

Ha comenzado a respirar con dificultad, casi temblando con cada inhalación. Cierra los ojos con fuerza, frunciendo el ceño y torciendo los labios en un nuevo gesto de sufrimiento donde muestra los dientes apretados, el cuello tenso, antes de contestar. ¿Qué le sucede? No puede ser el veneno, su acción no es así de rápida a menos que venga en una dosis más grande de la que pueden proporcionar tres balas impregnadas.

—Creo que… —jadea, mandíbula prensada, cortándose para ahogar un quejido —… creo que ya empezó a hacer efecto…

—No debería —replico con categoría, como si mi palabra pudiera deformar la realidad a mi conveniencia, viendo cómo poco a poco la sangre comienza a rezumar alrededor del brazo con el que se aprieta el torso, cuando al camisa ya no puede aguantar más líquido —. Los lobos de Moon tardaron horas en entrar en este estado con esta misma cantidad de heridas, ¿no se supone que siendo Alfa deberías soportar más que ellos?

Bloody LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora