Bloody Love
Capítulo 18
La Muerte de un HermanoKALEY
Una vez la adrenalina abandona mi ser, son la pena y la impotencia las que se instalan en mí. Voy en la parte de atrás del camión, en un rincón, un tanto apartada de los Beta que no hablan entre sí, y los únicos que emiten sonido son los que asisten a los heridos brindándoles palabras de consuelo, promesas de que estarán bien, cosas que algunos creen y otros no tanto.
Viendo la situación en la que nos encontramos me reprocho el no haberlo previsto. ¡Estaba cantado! El que la rata de contrabando tuviese alas hacía de ese ataque una posibilidad. Quizá hizo un trato para que lo admitiesen de vuelta en el clan. Pero nos dio armas reales y muy efectivas, además que ya habíamos montado la mayor parte de la carga cuando actuaron. Puede que el objetivo hubiera sido que ninguno saliese con vida, pero hay algo que no termina de cuadrarme.
Nada de eso importa ya. Sucedió y aunque consiga una justificación por no haberlo previsto, ello no mitigará que es mi culpa. Por bajar la guardia. Por no prestar atención a las señales. Por no prestarme atención a mí misma. Por confiarme. Por distraerme. Y por apartarme del camino de esa bala.
Mi vista se desvía involuntariamente a Bock, a su cuerpo que yace en medio de todos cubierto por una manta. La punzada de aflicción se hace más aguda y tengo que contenerme de soltar lágrimas frente a los soldados. Aunque estoy segura que todos ellos perciben lo contrita que estoy, sin embargo me dan mi espacio en lugar de tratar de subirme el ánimo.
Sin duda, la muerte de Bock es lo que me tiene andando como sin sombra. Sobre todo porque yo debería ser la que esté allí.
La muerte de un Beta siempre es lamentable, pero en estos casos es más escabrosa: un chico, apenas veintiún años, que acababa de iniciar su carrera de guerrero, con futuro en el área mediante la que había decidido servir a la manada, con muchas cosas por delante, con un padre y una hermana menor.
Lo que yo siento no ha de ser ni remotamente comprable con lo que ellos sufrirán. Aun así, ello no quiere decir que sea sencillo de tolerar para mí. Al contrario. Me esfuerzo para respirar contra la opresión en mi pecho. Los Beta no pueden verme llorar, no pueden ver a su Alfa doblegada.
Esta no es la primera vez que veo perecer a alguien, que alguien exhala un último aliento entre mis brazos y que soy la que incita la libertad de su alma mediante esa antigua frase. Y aquella situación fue mil veces más personal que esta. Pero ya está en el pasado; en cambio esto es el presente y no puedo dejar de recriminarme que Bock no debió correr con el destino que me correspondía a mí.
O tal vez no lo hacía. Pues nuevamente vi a los ojos de la muerte, pero fui rescatada. Por Lauren, nada menos, con un habilidoso artificio francamente al borde de ser irrealizable. Un pensamiento un tanto irónico, de que esta noche estuve acompañada por un Ángel guardián, asoma mi mente y me provoca cierta gracia. En todo caso, sería un Ángel de alas negras. O un Demonio, directamente. Me pregunto si la protección, o posesión, de quién resultaría más peligrosa.
Arribamos a la sede. En el almacén, mi madre, los chicos, Mick, Asher, Rady y Graham aguardan por nosotros. En los rostros no tarda en aparecer el espanto y la conmoción cuando la primera en bajar soy yo, cubierta de sangre, inexpresiva y sin brillo en la mirada. Inmediatamente después, los que se encuentran mejor ayudan a trasladar a los heridos con los Sanadores.
—Kaley, ¿qué ocurrió? —pregunta mamá con sumo tacto, sabiendo que cualquier cosa puede tener un impacto negativo en mí en este estado.
—Los Vampiros nos atacaron. Salieron de la nada y nos tomaron desprevenidos mientras terminábamos de cargar el camión. No pudimos hacer nada más que huir. —expongo cortamente con voz queda, realmente no estoy en mis palabras, demasiado conmocionada, demasiado fuera de mí.

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Bloody Love
Übernatürliches¿Pueden una loba y una Vampiresa llegar a amarse? Ciertamente, y cuando comparten un destino escrito, es posible. Kaley Clark, una mujer lobo a punto de cumplir la mayoría de edad, jamás pensó siquiera llegar a sentir empatía por alguien como el...