Bloody Love
Capítulo 70
Que la Luna Sea Testigo, Parte 1KALEY
Me cuesta mucho abrir los ojos. ¿Por qué de repente mis párpados son tan pesados? Dar una respiración es sumamente arduo, como si hubiera algo amarrando mis pulmones e impidiendo que se expandan. ¿Estoy... recostada? No lo sé, me cuesta muchísimo percibir mi propio cuerpo más allá de notar la extenuación que me dificulta incluso el respirar. ¿Estaba dormida? ¿En qué momento pude haberme quedado dormida? Tengo que levantarme, tengo que ir a buscar a Lauren antes que cometa una estupidez. ¿O ya lo ha hecho?
Nada más de preguntarme eso comienza a dolerme la cabeza. ¿Qué me pasa? No tengo tiempo para estar cuestionando cosas, tengo que actuar antes que sea tarde. Intento abrir los ojos, pero no puedo, estoy demasiado cansada para eso. No puedo sentir mi cuerpo, así que no tengo idea de cómo es que noto la extenuación. No siento nada, como si estuviera flotando en medio del vacío, pero eso parece imposible cuando mi cuerpo se siente insufriblemente pesado.
¿Qué diablos pasa? ¿Dónde estoy? No puedo... no puedo hacer mi cuerpo reaccionar, no puedo abrir los ojos, no puedo mover la boca más que para hacer mohines de molestia, no escucho nada, no puedo hacer más que inspirar en inhalaciones pequeñas porque mis pulmones no pueden ensancharse lo suficiente, y siquiera con ellas soy capaz de captar olores. Me siento atrapada, sin poder hacer nada para salir de este estado de... ¿qué? ¿Qué demonios pasa conmigo?
Comienzo a desesperarme. ¿Qué sucedió? ¿Dónde estoy? ¿Qué me pasa? Por mucha angustia que pueda sentir, mi respiración no se acelera, no tengo energías siquiera para eso y mientras más trato de buscar en mi memoria qué es lo que sucedió para llegar aquí, más siento que mi cerebro palpita, así que pronto dejo de hacerlo, notando solo la forma en que mi pecho se siente más pesado a medida que el temor se apodera de mí.
La presión en mi pecho es buena para algo, al menos: me hace percatarme del latir de mi corazón. Es firme y constante, casi como si fuera inmune al miedo que domina el resto de mí, o lo poco que soy capaz de sentir de mí.
Cuando comenzaba mi entrenamiento, nos enseñaron que una de las técnicas que mejor le funcionan a la mayoría para sosegar los ímpetus es escuchar el latido del propio corazón. A muchos les funcionó, pero a mí casi nunca lo hacía; prestarle atención a mi corazón bombeando con fuerza y rapidez solo me instigaba más. Justo ahora, sin embargo, que su sonido es tan estable y la sensación de su golpear en mis costillas es casi gentil, he de admitir que es muy relajante, así que me centro en él.
En realidad no lo escucho, mis oídos se encuentran insensibilizados, pero su sensación es clara y notoria en mi pecho –y sé que es en mi pecho por mera lógica, pues a decir verdad no lo siento ahí–, por lo que me confiere una sensación de sosiego en la que procuro hundirme para no perder los nervios por el terrible estado en el que me encuentro.
Logra transmitirme una cierta seguridad en forma de una sensación más bien primitiva, y aunque no destierra por completo la sensación de inseguridad que me embarga, sí que me ayuda a no sentirme claustrofóbica al estar atrapada en mi propio cuerpo, sin poder moverlo, sin poder siquiera sentirlo.
No tengo la menor idea de cuánto tiempo pasa mientras estoy concentrada en el latir de mi corazón, me da la sensación que horas, pero cuando algo me distrae siento que solo ha sido un instante. Ese algo es mi cuerpo, que me regresa a tierra con un latigazo de una sensación para nada grata.
Lo primero que logro reconocer es mi estado y casi quisiera haberme quedado en esa bruma de insensibilidad. Me siento como la mierda. Es como si... no lo sé, nunca había experimentado una sensación tan atroz. He sido víctima de diferentes tipos de dolores intensos, pero esto no es comparable, principalmente porque no es dolor.
![](https://img.wattpad.com/cover/101122508-288-k455073.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Bloody Love
Мистика¿Pueden una loba y una Vampiresa llegar a amarse? Ciertamente, y cuando comparten un destino escrito, es posible. Kaley Clark, una mujer lobo a punto de cumplir la mayoría de edad, jamás pensó siquiera llegar a sentir empatía por alguien como el...