Bloody Love
Capítulo 41
Cosas Del PasadoLAUREN
Desde que Lorene asumió su nuevo cargo como Princesa, muchas cosas han cambiado en la ciudad, y el condado Gondar, por muy renuente que fue en su momento a someterse a las reglas de Pierce, no pudo resistir contra el régimen de mi media hermana. Seguramente eso habrá hecho pensar al Concejo que debieron ponerla al mando hace mucho.
Como ya esa zona no es fiable para llevar a cabo las alevosías que antes tenían lugar allí, el santuario de los marginados ha cerrado y, por consecuente, Ellos han tenido que buscarse otros cuarteles. Solo cuarteles, pues estoy casi segura de que, aunque Zam mencionó que era el lugar donde solían congregarse –el «consorcio» que poseía el lugar eran miembros del gremio–, Ellos son más listos que poner sus cuarteles generales en una zona tan precaria de Lasfort, como lo sería cualquiera donde pudiera laborar con tranquilidad.
Así pues, he tenido que averiguar dónde se encuentran las nuevas instalaciones de ese grupo anónimo que, según una Vampiresa de reputación cuestionable, están interesados en ayudar a una loba y una Vampiresa que se han vuelto traidoras por conservar una relación condenadamente imposible, por creer que esa relación puede influir en el equilibrio dentro de la ciudad.
En mi vida había pensado algo tan absurdo. ¿Desde cuándo yo confío en personas que no conozco? ¿Desde cuándo confío en las que conozco? Ah, sí: desde que no tengo otra opción si quiero sobrevivir, que sobrevivamos.
Y, francamente, aunque lo que esté a punto de hacer no me parezca la idea más sensata que se me pudiese ocurrir, eso es lo único que me importa ahora.
Como no podía ser de otra forma, Ellos se instalaron en el único sitio de la ciudad que, más allá del albergue de personajes desdeñables y faltos de moral en su mayoría, siempre ha tenido su propio régimen que consiste, por el contrario al condado Gondar, en que nadie tiene un verdadero poder más allá de la reputación aquí dentro: el distrito Karrow.
Como la única regla existente es que no hay restricciones de ningún tipo, Karrow siempre ha sido un lugar más bien despoblado, pues solo los más osados se aventuran en una selva de concreto donde en cualquier esquina puedes toparte con un depredador listo para lanzarse sobre ti sin nada ni nadie que vaya a detenerlo, pero, con la nueva situación de la ciudad, eso ha cambiado. El distrito bajo se ha vuelto hogar no solo de las ratas más peligrosas, sino de todo aquel que cree que es mejor enfrentarse a ellas –o unirse– antes de perecer por leyes que rozan lo autocrático.
Así pues, veo más personas de las que podría haber especulado vagar las calles, nunca solas, pequeños grupos de Rogue congregados en callejones, algún que otro par de Perjuros andando calados en un abrigo y un auto pasar con conducción temeraria muy de vez en cuando.
El frío, la tensa atmósfera curtida y el aura peligrosa que parece irradiar incluso las sombras me tienen con los sentidos más alerta de lo normal, aunque dudo que nadie sea tan estúpido para querer intentar algo contra mí.
No me molesto en ocultar mi identidad, no aquí, donde los hombres de Lore serán los enemigos públicos número uno y ninguno de los individuos con los que llego a cruzarme se atreven a pasar demasiado cerca al reconocerme. Sin embargo, no puedo andar muy confiada. ¿Qué me asegura que ninguno de ellos valore una recompensa por dar el soplo de mi ubicación por sobre el odio a los poderosos? Así que aprieto el paso cuando faltarán algunas cuadras para mi destino.
El motivo por el que los clubes son buenas opciones para cuarteles no es el ruido ni el ambiente bullicioso donde se pierde con facilidad cualquier acontecimiento importante, sino el flujo continuo de personas que permite que un grupo selecto se camufle con el público casual de cualquier local nocturno; de modo que, no me extraña que Ellos vuelvan a estar asentados en uno, que, por el lugar donde estamos, no puede tener otra apariencia que la de una madriguera de ratas.

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Bloody Love
Paranormal¿Pueden una loba y una Vampiresa llegar a amarse? Ciertamente, y cuando comparten un destino escrito, es posible. Kaley Clark, una mujer lobo a punto de cumplir la mayoría de edad, jamás pensó siquiera llegar a sentir empatía por alguien como el...