Cuando Junghwan y Jeongwoo llegaron a Hogwarts, no sabían nada del mundo mágico. Ahora les tocará acostumbrarse con ayuda de Mashiho, Yoshi, y Yedam, siempre amables y atentos, sobrevivir a las bromas de Jihoon, Doyoung y Junkyu, aprenderán a escuch...
Habían pasado cuarenta y siete minutos, y parecía ser que la cosa no iba a cambiar. Hufflepuff apenas y había podido hacer tres anotaciones, mientras que Ravenclaw solo llevaba dos. Los vítores en las gradas igualmente habían bajado, y ahora se respiraba un ambiente tenso. En definitiva, tanto los jugadores como los espectadores sabían que estaban a la espera de una única cosa: quién sería el buscador que la atraparía.
Y entonces, cuando apenas y habían podido celebrar que Ravenclaw había realizado su tercera anotación, quedando ambos equipos empatados, sucedió lo que todos estaban esperando.
-¡El cazador de Ravenclaw ha visto la snitch! –el grito de Asahi hizo que todo el estadio en pleno se apurase a mirar a donde indicaba, a tal velocidad que se hicieron daño en los cuellos-. Parece ser que las águilas quieren terminar ya.
-¡Si la atrapamos, quedamos terceros! –gritó Jeongwoo, y se apuró a ponerse en pie arriba de su silla.
-¡No tienes tanta suerte! –respondió Yoshi, parándose sobre su silla igualmente, y apuntando a su buscador-. ¡Mira a Mashi!
-¡La snitch ha decidido dar una vuelta, y ahora está más cerca del buscador de Hufflepuff que del de Ravenclaw! –dijo Asahi, con lo que todos en las gradas se apuraron a mirar-. Si la pequeña pelota no decide volver a jugar al zigzag...
-¡Tu puedes Mashi! –gritó Yedam.
-¡Y la ha atrapado! –la voz de Asahi retumbó en las tribunas-. ¡Hufflepuff tiene la snitch! ¡Hufflepuff gana!
Se abrazaron los unos a otros y gritaron como locos. Jeongwoo y Jaehyuk, un poco decepcionados al principio, no tardaron en unirse a las celebraciones. Después de todo, con la snitch atrapada, y sin más partidos por jugar por su equipo, no había nada más que pudiesen hacer más que felicitar al ganador.
-¡Ciento ochenta vs. treinta! –dijo Asahi, y tras realizar la suma, se apuró a actualizar el marcador-. Hufflepuff se encuentra en el primer puesto con 560 puntos, Gryffindor y Slytherin están en el 2do puesto con 400 puntos, y Ravenclaw en el cuarto puesto, con 290 puntos. Recuerden que Gryffindor y Slytherin aún pueden subir en la final, el próximo mes.
Las gradas se vaciaron rápidamente. El resto de los chicos se apuraron a retirarse rumbo al castillo. Ya era tarde, la cena estaba por servirse, y tanto grito y brinco los había dejado muertos de hambre. Los que prefirieron quedarse fueron Junkyu y Jihoon. Con la puesta de sol a sus espaldas, se quedaron en el límite del campo, fuera de los vestidores, esperando a que Mashiho apareciese.
-Tienes que dejármelo a mí –dijo Junkyu, cuando finalmente Mashiho salió de los vestidores, y se apuró a rodear sus hombros con su brazo, mientras Jihoon hacía silenciosa compañía, colocándose al otro lado del tejón-. Si Gryffindor se hace con la snitch y no permitimos que Slytherin anote más de 15 quaffles, tendrán el segundo lugar asegurado...
-Debes estar realmente mal de la cabeza si crees que en una final leones contra serpientes se anoten menos de veinte quaffles –brincó Jihoon inmediatamente-. ¿Olvidas mi récord personal de quince anotaciones por partido?
La mirada que Junkyu le dirigió a Jihoon fue suficiente para hacerlo callar. "No estás ayudando"
-El plan era hacer mínimo veinte anotaciones –dijo Mashiho, ajeno al intercambio de miradas que acaba de llevarse a cabo-. Todo mundo sabe que las finales Gryffindor vs. Slytherin son brutales. Con un número de anotaciones alto, teníamos la esperanza de que fueran ustedes quien se metieran el pie para evitar realizar puntos. Lástima que Ravenclaw decidió aplicar esa estrategia hoy. Lo único bueno fue que la snitch decidió jugarles una mala pasada. No tuve de otra: tenía que atrapar esa snitch o quedaríamos cuartos –y sin darse siquiera un momento para tomar aire, agregó-. ¿Por qué siempre me pasa a mí? ¿Tener qué atrapar la snitch para perder de manera no tan desastrosa?
Ninguno de los chicos supo qué contestarle, y siguieron andando en silencio rumbo al castillo.
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