Cuando Junghwan y Jeongwoo llegaron a Hogwarts, no sabían nada del mundo mágico. Ahora les tocará acostumbrarse con ayuda de Mashiho, Yoshi, y Yedam, siempre amables y atentos, sobrevivir a las bromas de Jihoon, Doyoung y Junkyu, aprenderán a escuch...
Se encontraban sentados en una de las salas de estudio de la primera planta. Era una habitación rectangular, con altos ventanales en una de las largas paredes, por lo que la iluminación natural llegaba casi a cada rincón de dicha habitación. Era apenas el primer día de clases, por lo que muchos alumnos se encontraban descansando después de la primera jornada, pero para los alumnos de quinto grado, aquello significaba que ese año debían presentar sus TIMOS, y, por lo tanto, no tenían ni un segundo qué perder.
Así que, pese a que muy probablemente debían de estar monitoreando al resto del alumnado, el trío de prefectos Junkyu, Mashiho y Jaehyuk, que ya habían faltado a un par de clases por participar en la carrera con Jihoon, se encontraban sentados en un rincón de la sala de estudio, ya con varios libros desperdigados a su alrededor, y con las plumas rasgando el pergamino, tomando notas a toda velocidad.
Durante sus primeros dos años en Hogwarts, los chicos se habían tratado de una manera respetuosa, pues si bien compartieron varias clases, no solían frecuentarse fuera de éstas. Sin embargo, una vez que entraron a tercer grado, y descubrieron que habían seleccionado las mismas materias optativas, se volvieron amigos muy cercanos, y ahora, con las mismas materias avanzadas en sus horarios, y compartiendo los tres el puesto de prefecto de sus respectivas casas, podía decirse que se habían vuelto inseparables.
Sin embargo, si se quería hablar de alguien inseparable para Jaehyuk, se tenía que hablar forzosamente de Asahi.
Se habían conocido por casualidad, cuando Jaehyuk se encontraba cursando su tercer año, y Asahi estaba aún en segundo. Ocurrió a finales del curso. Los alumnos de segundo grado habían despertado una mañana, y mientras comían el desayuno, habían descubierto que, a partir del siguiente año, debían de seleccionar de dos a tres de las cinco materias optativas que el colegio ofrecía. El jefe de la casa Ravenclaw, el profesor de Encantamientos, Kang Seung Yoon, les había dicho que, si necesitaban orientación, no dudaran en acercarse a él, ya que aquella elección básicamente definiría sus probabilidades de especializarse en una rama de la magia, que igualmente les limitaría las opciones de empleo, una vez que saliesen del colegio.
Para la mayoría de las águilas, aquello fue una elección sencilla. Hubo apenas un par de estudiantes que se levantaron para conversar con el profesor Yoon, para estar 100% seguros de que su elección era la correcta, sin embargo, hubo un chico que se quedó sentado en la mesa, mirando su hoja de aplicación, sin ver nada en realidad.
Dio la casualidad de que aquella mañana, Asahi se encontraba sentado apenas a un par de asientos de Jaehyuk. Dio la casualidad de que los dos chicos de sexto curso que se encontraban sentados entre ellos se levantaron para ir a la biblioteca a repasar para un examen. Dio la casualidad de que Jaehyuk no tenía prisa, y miró de reojo aquella hoja de aplicación, la cual le trajo recuerdos del año pasado, cuando seleccionó (sin un segundo de duda) sus materias.
-¿Ocurre algo? –no pudo contenerse de preguntar, al ver que el chico de lacio cabello negro no escribía.
Asahi lo miró, con una expresión en blanco. No sabía qué contestar. Así como no sabía qué materias seleccionar en su hoja. Las conocía todas, sin embargo, al tener la hoja de aplicación delante de él, fue como si su cerebro se hubiese vaciado de todo tipo de capacidad de decisión.
-Soy Jaehyuk –insistió el chico, de manera amable-, ¿cómo te llamas?
-A... Asahi –respondió, como si le hubiese costado trabajo el recordar su propio nombre.
-¿Necesitas ayuda con escoger tus materias? ¿Por qué no pides asesoría al profesor Yoon?
Asahi negó a toda velocidad.
-Sé cuáles quiero –fue su respuesta-. El problema es que no son las que mis padres elegirían.
Jaehyuk no pudo evitar fruncir el entrecejo.
-Bueno, en ese caso... -y sin pensárselo, tomó la hoja del chico, así como su pluma-. Podemos decir que alguien más las eligió por ti –y procedió a guiñarle un ojo-. Será nuestro secreto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
~~~~
A este flashback le falta una parte más. Aún no decido si será solo 1 o 2 más, pero pues ya se enterarán :p
