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-De acuerdo, del montón que se encuentra frente a la clase, escojan cinco aparatos eléctricos, y conéctelos al multicontacto que cada quien tiene en su mesa–pidió el profesor Mino, encargado de la materia de Estudios Muggles-. Los cinco aparatos deben ser cosas que se encuentren en hogares muggles. Tienen cinco minutos.

Asahi se tomó su tiempo para meditar. El año pasado la pregunta había sido algo similar, exceptuando que lo que había sido solicitado eran aparatos industriales. El cortocircuito que provocó al conectar una línea de producción de autos deportivos y una banda enlatadora lo dejó sin cejas, una visita a la enfermería, un trago amargo de poción crecepelo, y una nota baja en la materia, así como horas extra con la nariz enterrada en libros de electricidad y magnetismo, con lo que finalmente pudo entender las limitantes de los conductores eléctricos a las que se enfrentaban los muggles.

Los aparatos de las casas muggles eran mucho más pequeños en potencia, pero no esta vez no iba a fiarse, así que se tomó su tiempo para pensar en aparatos pequeños que no demandasen tanta energía, o pudiesen limitarse a estar en stand by la mayor parte del tiempo.

Habían pasado ya tres minutos antes de que el pequeño robot se atreviese a moverse y comenzar a trabajar.

-Accio teléfono celular –dijo con su voz monocorde, mientras apuntaba la varita a la mesa que poseía el montón de especímenes, y un objeto rectangular se posaba en su mano.

Repitió el proceso con una laptop, una switch, hasta que llegó al horno de microondas y casi se cae del banquillo al intentar atraparlo con ambos brazos.

-¡Varitas abajo! –bramó el profesor Mino, con lo que la docena de alumnos que tenía a su cargo bajaron las varitas, y se limitaron a esperar que pasara a revisar sus resultados-. Excelente, Hamada –le dijo Asahi, al ver su grupo de dispositivos portátiles-. Puntos extra por ese horno de microondas.


-¿Y bien? –preguntó Jaehyuk, quien esperaba fuera del aula.

Asahi, quien iba saliendo del salón, lo miró y no pudo evitar sorprenderse un poco.

-Pensé que estarías ya estudiando para tu examen de Aritmancia de mañana –fue su respuesta.

-Eso puede esperar –dijo Jaehyuk, mientras emprendían la marcha a su aula de estudio, listos para repasar para el examen del día siguiente, el último en sus calendarios-. Ahora lo importante es saber cómo te fue en el examen. ¿Hiciste explotar algo nuevo?

Asahi se limitó a reírse por lo bajo. Al parecer, había hecho historia. Eso, o Jaehyuk simplemente se preocupaba demasiado por él.

-No ha explotado nada, no te preocupes –respondió con un vago movimiento de muñeca, intentando quitarle peso al asunto-. Pero me han dado nota extra.

-Todas esas horas extras que pasaste estudiando amperes y voltaje te sirvieron bastante. ¿Cuál es tu examen de mañana? –continuó Jaehyuk, mientras avanzaban por el pasillo de la cuarta planta.

-Pociones.

-No vayas a hacer explotar el caldero, ¿de acuerdo?

-¡Hey! –dijo Asahi, algo disgustado-. Te recuerdo que el que se volcó el caldero encima la semana pasada fue Junkyu, no yo.

-¡Y eso solo fue porque Jihoon me encantó la mochila! –se defendió alguien detrás de ellos. Los Ravenclaw se apuraron a girarse, y ver al Gryffindor, que llevaba en ese momento, agitando su mochila en el aire-. ¡Se hizo tres veces su tamaño normal, incluyendo todo lo que tenía dentro! ¿Sabes cuánto pesa eso? Era obvio que perdería el equilibrio. Que bueno que Rocky no estaba conmigo ese día, o hubiese ido directito al caldero...

Los Ravenclaw prefirieron no responder.

Los Ravenclaw prefirieron no responder

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¿Les gustaría ver a algún otro chico sufriendo con sus exámenes?

Se valen sugerencias antes de que nos vayamos a las soñadas vacaciones de invierno (?).

A Treasure in HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora