XXII

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Ocurrió como una serie de favores. La idea de Junghwan, había provocado que Jihoon le preguntarse a Yoshi de dónde podía sacar un peluche en menos de ocho días. El Hufflepuff había respondido que a Yedam le gustaba mucho comprar peluches, y así, tras mandar a su compañero de curso a preguntar, Yoshi había regresado de la sala común de su casa con una revista de una tienda de peluches personalizables, la cual realizaba envíos exprés a todo el mundo.

Jihoon se esforzó en el dibujo conceptual de su peluche de koala. Con la lengua de fuera, y coloreando con crayolas cual estudiante de jardín de infantes, una vez más Yoshi se encargó de llevar el dibujo con Asahi (el mejor dibujante que conocía) y pedirle lo mejorase para que, al enviar el boceto por correo, la compañía pudiese hacer realidad aquel peluche, de la manera más fiel a la idea original del Slytherin.

También fue Yoshi quien le pidió prestada la lechuza a Haruto. Krunk era un búho real que la señora Watanabe le había regalado el año pasado a su hijo mayor por iniciar su educación mágica, y era el ave más veloz que Yoshi conocía. Así, apenas dos días después de haber formulado aquel plan, Krunk partió rumbo a Londres, y regresó con su preciada carga, apenas cinco días después de marcharse.

Un bonito koala vestido en una túnica de Hogwarts le sonrió a Jihoon al sacarlo del empaque. En una mano llevaba una varita, mientras que, en la otra, sujetaba una pequeña Nimbus 2000.

Él y Yoshi se encontraban en un aula vieja que ya nadie utilizaba. Se habían escondido allí para que nadie viese el peluche, y pudiesen trabajar juntos en la presentación del regalo.

-Estaba pensando en hacer que su cabeza diera vuelta –dijo el Slytherin mientras miraba a aquel adorable koala-. O que hiciese sonidos escalofriantes a las tres de la mañana. O que sus ojos se iluminasen de rojo cuando lo sujete. Ya sabes, algo tétrico...

Yoshi lo miró en silencio, incapaz de creer lo que escuchaba. Dejó que Jihoon formulase un par de macabros planes más, antes de interrumpirlo.

-¿Y si mejor no le haces nada? –Jihoon lo miró, confundido. Yoshi se encogió de hombros-. Piénsalo así: Junkyu seguramente pensará que tienes algo planeado. El no saber qué es, ni cuándo ocurrirá, lo dejará más asustado y preocupado que si realmente hicieses algo.

Jihoon le sonrió con admiración.

-Increíble, Yoshi –fue todo lo que pudo decir-. Quién diría que tienes una mente maestra para esto.

Dejó que el Hufflepuff colocase el papel de regalo en la mesa, y puso el peluche arriba de él. Con ayuda del tejón, entre los dos se encargaron de envolverlo con dicho papel, y de amarrar el extremo superior con un bonito moño color granada. Agregaron un par más de cintas para adornarlo, y se separaron un par de pasos, para admirar el resultado.

-Perfecto –dijo el Slytherin, y procedió a chocar los cinco con el Hufflepuff.


Al día siguiente, la serpiente esperó al pie de la escalera. No necesitó que Yoshi le diese un codazo para verlo bajar. Junkyu iba solo, pero estaba seguro de que Mashiho no tardaría en aparecer. Así que sin esperar un segundo más, se plantó delante del león, y extendió sus brazos, para ofrecer el regalo. Junkyu lo miró sorprendido.

-Feliz cumpleaños, Junkyu –dijo Jihoon, sonriendo maliciosamente, mientras el Gryffindor no podía hacer más que tomar dicho regalo, mitad confundido, mitad asombrado-. Espero te guste.

Y sin decir nada más, se apuró a dirigirse al Gran Comedor, para desayunar.

-¿Qué es esto? –tartamudeó Junkyu. Y miró a Yoshi, quien se había quedado atrás-. ¿Explotará?

El Hufflepuff no pudo evitar reírse por lo bajo.

-Finge que sigues preocupado durante el resto de la semana, ¿sí? –dijo sonriente-. Jihoon no le ha hecho nada, así que no tienes nada de que asustarte, es un regalo seguro. Pero Jihoony no quiere que lo sepas porque aun así espera asustarte. Ya sabes, psicología inversa. En fin, ¡feliz cumpleaños Junkyu! Este regalo es mío y de Haruto.

Le entregó a Junkyu una mochila con un moño rojo, la cual Junkyu tomó con la otra mano, e igualmente agradeció, un poco más alegre.

-G-gracias –contestó el Gryffindor, y con esto, miró al tejón dirigirse al Gran Comedor.

Decidió que lo mejor era regresar a su dormitorio para dejar ambos regalos allí (bien podía meter el regalo de Jihoon en la mochila nueva, pero no le apetecía estar cargando aquello durante todo el día) y aprovechó para abrir el regalo del Slytherin.

Un tierno "aww" salió de sus labios cuando vio el adorable peluche, y la atención al detalle que Jihoon había puesto al escoger sus accesorios. A partir de esa noche, durmió abrazado deél.

 A partir de esa noche, durmió abrazado deél

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Muy bonito y todo, pero cuidado que el cumpleaños de Junkyu aun no termina... Y solo eso diré *ñaca ñaca*

Hablando de que Haruto tenga una lechuza, ¿les gustaría que los demás chicos tengan mascotas? En el colegio se permiten lechuzas, gatos y sapos (estos últimos de verdad no los pidan, son feos hahahaha). No aparecerían mucho pero sería bonito mencionarlos tipo referencia.

A Treasure in HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora