La señora Watanabe no había tenido el valor de decirle a su (entonces) novio que era una bruja. Cuando un par de años después se casaron, tampoco encontró la menor manera de decirle a su marido de su naturaleza mágica. Al tener a sus hijos, sabía que solo sería cuestión de tiempo para que los poderes mágicos de ellos igualmente se manifestaran, y llegasen las cartas de Hogwarts... Pero por el momento, lo mejor que pudo hacer fue confiar en el tiempo que le quedaba, y así fue como Haruto terminó estudiando en un colegio muggle.
Conoció a Yoshinori en su primer día de escuela elemental. Había terminado el día escolar, y Haruto se encontraba sentado en el jardín delantero, esperando que llegara su madre por él. La señora Watanabe se retrasaba. Haruto, de escasos seis años, estaba al borde de las lágrimas. Después de un día entero sin su madre, el saberse solo, sin siquiera uno de los niños que estaban en su misma clase, para jugar o distraerse, comenzaba a temer que lo hubiesen abandonado.
-¿Por qué estás solo? –le preguntó aquel chico, visiblemente de un par de años por encima de él. El chico, considerablemente más alto que Haruto, se detuvo frente al pequeño, y lo miró detenidamente.
-Estoy esperando a mi mamá –respondió Haruto, meciendo los piecitos.
-Ya es tarde –respondió el chico, mientras revisaba la hora en el celular que sus padres le habían regalado en su cumpleaños, por si necesitaba comunicarse de emergencia-. ¿Quieres que espere contigo?
Haruto asintió, limpiándose la nariz, que comenzaba a moquear.
-¿Cómo te llamas? –preguntó, sentándose a su lado-. Yo soy Yoshinori, pero puedes decirme Yoshi.
-H-haruto –respondió el chico.
-¿Vives muy lejos? –preguntó Yoshi, cuando llevaban un par de minutos de silenciosa espera. Haruto no supo responder. En aquel momento, le parecía imposible recordar su dirección-. ¿Te sabes un número de teléfono para llamar a tus papás?
Haruto miró al celular que Yoshi le ofrecía. Las lágrimas amenazaron con correr por sus mejillas, mientras hacía un esfuerzo por recordar aquel número que le habían pedido se aprendiese, y sin embargo, nunca había logrado memorizar. Yoshi pareció distinguir su desesperación, que se apuró a desbloquear su celular, y buscar algún juego para entretener al niño. Le ofreció el teléfono, y tras limpiarse nuevamente la cara, Haruto lo tomó y comenzó a dejarse llevar por lo que se le presentaba en la pantalla.
Mientras el chico se entretenía y parecía olvidarse de su situación, Yoshi continuaba pendiente de la calle. No pasaba mucha gente, y no parecía que ninguno de los peatones tuviera como destino el patio escolar de la escuela primaria local. Pensó si debían seguir esperando, o quizá sería mejor acudir a la comisaría, para pedir ayuda a algún oficial. Eso, hasta que escuchó aquel grito femenino.
-¡Haruto!
Los dos chicos miraron al frente, y vieron a aquella mujer correr hacia ellos.
-¡Mamá! –respondió el chico, y se apuró a levantarse, extendiendo los brazos para abrazarla.
La señora Watanabe se detuvo frente a él, e hincándose en el suelo, se abrazó con fuerza de su hijo.
-¡Perdón, perdón amor! –se apuró a disculparse, mientras Yoshi veía como le temblaba el cuerpo, muy probablemente ante el miedo de pensar que su hijo se hubiese perdido, o alguien se lo hubiese llevado-. ¡Me entretuve en la oficina, y perdí la noción del tiempo...!
-No te preocupes, mamá –respondió Haruto, y se apuró a soltarse del abrazo de su madre-. Yoshi estuvo conmigo.
-Mucho gusto –dijo el chico, y cuando la señora Watanabe lo miró, le dedicó un respetuoso saludo-. Kanemoto Yoshinori.
-Toma –dijo Haruto, regresándole el celular con el que había estado jugando-. Muchas gracias.
-No hay problema –sonrió Yoshi, sujetando el móvil con ambas manos-. Le pregunté a Haruto si sabía su teléfono, pero me dijo que no –agregó el chico, y procedió a ofrecérselo a la señora Watanabe-. ¿Quizá quiera anotarlo usted, por si algo vuelve a ocurrir? Si no vive muy lejos, puedo acompañarlo a casa...
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Viejos tiempos de cuando Yoshi era más alto que Haruto.
Quizá después en otro flashback metamos a Yoshi con su skate ;)
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A Treasure in Hogwarts
HumorCuando Junghwan y Jeongwoo llegaron a Hogwarts, no sabían nada del mundo mágico. Ahora les tocará acostumbrarse con ayuda de Mashiho, Yoshi, y Yedam, siempre amables y atentos, sobrevivir a las bromas de Jihoon, Doyoung y Junkyu, aprenderán a escuch...