Cuando Junghwan y Jeongwoo llegaron a Hogwarts, no sabían nada del mundo mágico. Ahora les tocará acostumbrarse con ayuda de Mashiho, Yoshi, y Yedam, siempre amables y atentos, sobrevivir a las bromas de Jihoon, Doyoung y Junkyu, aprenderán a escuch...
Había perdido ya la cuenta de cuántos partidos de quidditch había jugado durante todos esos años, pero no por ello había perdido ese sentimiento de ligero nerviosismo antes de iniciar un partido. Jihoon se dio ánimos a sí mismo, respirando profundamente, al tiempo que fingía correr sin moverse de lugar. Cinco minutos después, con el nerviosismo finalmente convertido en adrenalina, el capitán del equipo de Slytherin les indicó que podían salir, y así, los siete jugadores se dirigieron al campo de juego.
Se encontraron con los Gryffindors a la mitad del campo, y tras escuchar (una vez más) las reglas, y ver como las pelotas se alzaban en el aire, los capitanes de ambos equipos se dieron la mano, con la que los catorce jugadores subieron a sus escobas. Un pitido del silbato del profesor Hoon les marcó el momento para dar la patada contra el suelo, y así, las quince escobas se elevaron en el aire, mientras que las voces de Bang Yedam y Hamada Asahi, amplificadas mágicamente, indicaban que los comentaristas estaban listos para iniciar con la narración del partido.
-Park Jihoon se hace con la quaffle –dijo Yedam, mientras Yoshi gritaba su nombre en las gradas, animando a su compañero de casa en su debut como comentarista-. ¿Cuál será su estrategia esta vez?
-Es considerado el mejor goleador de las tres últimas temporadas –continuó Asahi-, pero igualmente, no ha podido anotar ni una sola vez contra Kim Junkyu. ¿Será este finalmente su momento para romper su maldición?
-¡Muéstrale tus poderes mentales, hyung! –gritó Junghwan desde las gradas, agitando la enorme pancarta que él y Haruto sostenían.
-¡No dejes que te intimide, papá! –gritó Hyunsuk también, parándose en su asiento para poder ver, mientras agitaba sus dos banderitas.
-Oh, ya veo por donde va la estrategia de Jihoon –dijo Asahi, mientras miraba el partido, y parecía no estar dispuesto a comentar nada más, dejando a más de uno con la intriga.
Yedam salió al rescate.
-Parecer ser que Park Jihoon está más ocupado en distraer a los cazadores de Gryffindor, que en dirigirse a los aros protegidos por Junkyu. ¿Significa que no planea intentar anotar, sino se limitará a hacer pases?
Dicho y hecho, Jihoon se mantuvo en la retaguardia. Era escurridizo, casi tanto como un buscador. En un par de ocasiones, consiguió quitar la quaffle de manos de Jeon Somi (lo que le valió varios abucheos por los chicos en general), y avanzar un largo tramo del campo, antes de pasar la pelota a otro de los cazadores de Slytherin, quienes procedían a completar el tiro contra la defensa de Junkyu.
-Cincuenta minutos y vamos empatados –dijo Yedam, mirando el marcador-. Cien vs. cien. Si alguien atrapase la snitch en este momento, presenciaríamos un tercer lugar para el perdedor, con un Hufflepuff descansando en el segundo puesto, cosa que no ha ocurrido en los últimos diez años...
-No te relajes tanto, tejoncito –dijo Asahi-. La snitch no ha dado muestras de quererse dejar ver aún, y nuestros cazadores aún tienen mucha energía. ¡Jeon Somi anota! –se interrumpió el águila a sí mismo, y apuró a actualizar el marcador-. Ciento diez vs. cien a favor de Gryffindor. Solo seis anotaciones más separan al perdedor de empatar en segundo puesto en esta temporada...
-¡Cinco anotaciones más nos separan de un empate! –interrumpió Yedam a toda velocidad-. ¡Slytherin anota! Volvemos a empatar... ¡Eh, pero eso es falta! –rugió Yedam, y con él, abucheó la mitad del público-. El golpeador del equipo de Slytherin ha aventado la bludger contra Kim Junkyu, y Slytherin ha anotado de nuevo... ¡Ese gol debe ser anulado!
Pero el gol no se anuló, lo que provocó una nueva oleada de adrenalina en Gryffindor que dio vuelta al marcador dejándolos en ciento cincuenta vs. ciento veinte para Slytherin.
Jihoon se encontraba robando la quaffle de manos de Somi nuevamente, cuando sucedió.
-¿¡Es esa la snitch!?
El grito de Yedam hizo que el resto del estadio se pusiese de pie, y contuviese la respiración.
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