A Treasure in Hogwarts

LXXII

Definitivamente las clases de Astronomía que se ocurrían los miércoles a media noche, habían jodido cualquier oportunidad de organizar una fiesta de cumpleaños para el menor del grupo. Así, los once chicos tuvieron que limitarse a presentar sus regalos por la mañana, y felicitarlo cada vez que se encontraban en los pasillos.

A Junghwan, el no celebrar su cumpleaños con una fiesta no le preocupó en absoluto. Gracias a la cercanía de Mashi (y últimamente de Jeongwoo y Junkyu) con los elfos domésticos que manejaban la cocina, el menor de los Gryffindor gozó durante toda una semana de una dotación ilimitada de helado, hamburguesas y donas. Cada que se sentaba a probar bocado en el Gran Comedor, había un platón con donas glaseadas frente a él, e inclusive los elfos se habían esforzado para dejarle un par junto a la cama (a la hora de dormir, y al despertar) siempre acompañadas con un vaso de leche fresca.

Uno hubiese pensado que con eso los chicos se darían por bien servidos, y la vida en el castillo continuaría su curso normal. Pero nadie esperaba que aquella madrugada de jueves, después de bajar desde la torre más alta al concluir su clase de Astronomía en compañía de los Hufflepuff, Junghwan se encontrase con Park Jihoon bloqueándole el paso a la torre de Gryffindor.

-¿Qué haces aquí? –fue todo lo que pudo decir el maknae-. ¿Y qué es eso? –preguntó mientras miraba el bulto irregular que esperaba junto al Slytherin.

-Tus cosas –fue la respuesta de Jihoon.

-¿Me estás diciendo que me han expulsado del colegio? –se preguntó el león, cuestionándose qué había hecho mal para que ameritase dicha expulsión, y no encontrando ningún motivo.

-Claro que no, tonto –fue la respuesta de Jihoon, al tiempo que contenía la risa-. Solo es tu pijama.

-¿Pero...?

-Vamos, que ya es tarde...

Jihoon se apuró a tomar el bulto irregular, a sujetar a Junghwan de la túnica, y emprender el camino por los pasillos del colegio. Eran ya pasadas las dos de la mañana, y más les valía darse prisa si no querían meterse en problemas. Hyunsuk ya se había jugado el cuello con Miss Chaelin al pedirle el aula por el cumpleaños de Jeongwoo así como la sala de estudio para sus sesiones intensivas, así que en esta ocasión los encargado de organizar todo habían sido Yoshi y Yedam, y el Slytherin estaba seguro de que el permiso de hacer aquella actividad no incluía el vagabundear por los pasillos...

Aceleró el paso al llegar a la escalinata de mármol, y emprendieron la subida a toda velocidad, con lo que empezaron a bofear al llegar al quinto piso. Al llegar al sexto, se tomaron un descanso para tomar aire, y jalando nuevamente la manga del menor, Jihoon continuó dirigiendo el paso por el largo pasillo, hasta llegar a una enorme puerta doble. No se preocupó por tocar, y abrió al instante, con lo que las voces que había dentro se apuraron a callarse.

-Somos nosotros –dijo Jihoon, jalando a Junghwan para que entrase a la habitación, y cerrando la puerta detrás de ambos.

-Estábamos a punto de mandar a Doyoung por ustedes –susurró Jaehyuk de vuelta.

Los diez chicos se encontraban allí, en una habitación muy similar al aula de Astronomía: se encontraban en una de las torres, por lo que la habitación era circular, y a intervalos regulares, la curva pared tenía unos enormes ventanales los cuales permitían ver el Lago Negro, el oscuro Bosque Prohibido, así como el infinito cielo estrellado.

En la habitación no había mesas ni escritorios o sillas. En vez de eso, el piso estaba completamente cubierto por colchonetas, mantas y almohadas, y los diez chicos se encontraban tumbados sin orden aparente, utilizando todos sus pijamas.

-Feliz cumpleaños –dijo Jihoon, al tiempo que le entregaba a Junghwan el bulto que contenía su pijama-. ¿Listo para cambiarnos e iniciar con la pijamada?

El Gryffindor se apuró a tomar el bulto, y sonreír de oreja a oreja.