Theo se recostó sobre el pecho de su madre mientras esta le leía un cuento, a su lado, el pequeño Adrian de cuatro añitos ya se había sumido en un sueño profundo, acariciaba su cabeza mientras terminaba el cuento.-Mami, ¿los lobos existen?
-Sí, cielo, existen.
-¿Crees que los lobos son como los del cuento?
-No, amor.-Le besó la frente a su hijo menor con cariño.-Los lobos son animales salvajes que viven en los bosques. No se disfrazan de anciana ni se comen a niños.
El niño asintió.
-Mami, quiero ser un lobo, comerme a las abuelitas.
Abigail se incorporó lentamente mientras miraba a su retoño en sus brazos.
-¿Por qué?
-Es que no sé a qué saben.
Ella sonrió.
-Saben fatal, están muy amargas, probé una y estaba puaag malísima.-El niño se rió.-Ahora a tu cama, voy a darte el beso de buenas noches.
-Sí, mami.
Cerró la puerta tras apagar las luces y dar montones de besos a los pequeños, que ahora dormían plácidamente en sus camas.
-¿Tengo que preocuparme de que Theo quiera comerse alguna abuela?
-No creo, le dije que sabían mal, amargas y pastosas.
-¿Como los tofes de la madre de Benjamin?
-Como esos tofes, sí.
-Me parece correcto.-Le tendió la mano.-¿La cena mi lady?
-Por supuesto, me muero de hambre.
De la mano fueron hasta la cocina, dónde Riley tenía puesta una preciosa mesa con velas y tapetes.
-Vaya esto es precioso, eres maravilloso.
Se fundieron en un largo beso.
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Estación 117 (1- En llamas)
RomanceHuyendo de su pasado, termina mudándose a un pequeño pueblo de Texas, pero lejos de lograr pasar página, el pasado vuelve para terminar con ella. Solo un milagro podría sacarla de las llamas del infierno en el que se ha metido.