Capítulo 55

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Sintió su mano en el hombro y le miró, Chris, allí de pie.

-¿Por qué no te vas a descansar?

-Todo el mundo quiere que descanse, pero me siento inútil en casa.-Ella le hizo hueco a su lado, él se sentó y la observó.-¿Me creerías si te digo que me morí de miedo cuando supe que Arthur te apuntó?

-¿Miedo? ¿Por mí?

-Claro.-Ella le cogió de la mano.-¿Por quien sino?

Él la miró a los ojos y contempló cómo el azul cristalino centellaba, eran como dos pequeñas playas y su cabello como la arena.

-Taylor yo no No puedo.

-¿No puedes qué?

-Esto.-Señaló a ambos.-Sabes perfectamente que siento algo por ti, sé que no te es indiferente, no puedo seguir pretendiendo que no lo sabes, pero tampoco puedo vivir eternamente con esto, si me pasa algo corres hacia mí, pero si me quiero acercar a ti de más me recluyes, pero nuestra cercanía no es la de unos amigos del trabajo. Estoy tan confundido.

Ella asintió.

-Lo sé, y es mi culpa, me cuesta mucho que me quieran, tengo miedo a defraudarte, Chris.

-¿Defraudarme? ¿Tú a mí?-El chico parpadeó sorprendido.

-Te dije que no era como esperabas, no soy fiestera, no soy bebedora, no soy alegre, soy impulsiva y necesito tener todo bajo control a la vez, soy un huracán y soy consciente de ello.

Él asintió.

-Lo sé, pero no me importa, me gusta cómo eres.-Él la miró a los ojos de nuevo.-Creo que me entendiste mal desde el principio.

-No yo

-No me fijé en ti porque fueras una rubia despampanante, ni porque eres preciosa, que lo eres. Me gustas porque eres apasionada en todo lo que haces, te lanzas a por todas, te da igual arriesgar tu vida por salvar a los demás, eres apasionada con todo, tus amistades, tus relaciones, todo. Veo cómo te preocupas por Evelyn y cómo nos cuidas al resto, incluso al idiota de Oliver. Que no se lo merece. Así que no, no te veo como a rubia de revista, te veo a ti, Taylor.

Ella respiró entrecortado, con los labios separados, miraba sus ojos, casi grises, su seguridad al decir aquello, ¿estaba loca? Puede, ¿era impulsiva? Seguro, pero a aquella decisión llevaba un tiempo dándole vueltas. Se estiró y le besó, sus labios eran suaves como la seda, respondió a su beso y la sujetó por la cintura con su mano derecha, mientras la izquierda rozaba el mentón, apartando los cabellos rubios. Fue un beso delicado pero intenso, se separaron y ella le miró, esperando que él la apartara o que dijera algo. Pero él solo se agachó y la volvió a besar.

Estación 117 (1- En llamas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora