Oliver asintió.
-Por suerte una mujer llamó a la policía y cuando vinieron me sacaron de allí. Como me faltaba un año para cumplir la mayoría de edad pedí la emancipación anticipada y me largué. Con diecisiete años me puse a trabajar de camarero en una cafetería y alquilé un piso en el centro. La única persona que seguía viendo de vez en cuando era a mi abuela, cuando no iban mis padres iba yo. Ella sabía de sobras lo que había pasado.-Se sirvió una taza de café y bebió un sorbo bajo la atenta mirada de Felix.-Un día me dijo de golpe Me da igual lo que seas o cómo seas, eres mi Oliloli y siempre te querré. Aquel día salí demasiado tarde de su casa y mis padres me vieron. Le prohibieron a la abuela dejarme ir de nuevo, incluso contrataron una cuidadora, aunque no le hacía falta, para que vigilara la situación.
-Oliver
-Me tiré casi diez años sin ver a mi abuela por culpa de la ideología religiosa de mis padres y por lo tanto terminé odiándome, lo que era, lo que soy.
-No pueden odiarte toda la vida por cómo eres, no hay nada malo en ti, te largaste de casa joven, hiciste tu vida, llegaste a bombero, una vida digna y un trabajo digno.
El aludido asintió.
-Para ellos nunca será así, F.
Le puso la mano en el hombro y este le miró.
-Pues que les den por culo, no te merecen, ni como padres ni como personas, se portaron fatal contigo, por muy religiosos que fueran, eso no les da derecho a torturarte de esa manera. Así que si quieres la herencia, cógela, úsala. Porque es tuya y de nadie más.
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Estación 117 (1- En llamas)
RomansaHuyendo de su pasado, termina mudándose a un pequeño pueblo de Texas, pero lejos de lograr pasar página, el pasado vuelve para terminar con ella. Solo un milagro podría sacarla de las llamas del infierno en el que se ha metido.