Capítulo 80

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Oliver asintió.

-Por suerte una mujer llamó a la policía y cuando vinieron me sacaron de allí. Como me faltaba un año para cumplir la mayoría de edad pedí la emancipación anticipada y me largué. Con diecisiete años me puse a trabajar de camarero en una cafetería y alquilé un piso en el centro. La única persona que seguía viendo de vez en cuando era a mi abuela, cuando no iban mis padres iba yo. Ella sabía de sobras lo que había pasado.-Se sirvió una taza de café y bebió un sorbo bajo la atenta mirada de Felix.-Un día me dijo de golpe Me da igual lo que seas o cómo seas, eres mi Oliloli y siempre te querré. Aquel día salí demasiado tarde de su casa y mis padres me vieron. Le prohibieron a la abuela dejarme ir de nuevo, incluso contrataron una cuidadora, aunque no le hacía falta, para que vigilara la situación.

-Oliver

-Me tiré casi diez años sin ver a mi abuela por culpa de la ideología religiosa de mis padres y por lo tanto terminé odiándome, lo que era, lo que soy.

-No pueden odiarte toda la vida por cómo eres, no hay nada malo en ti, te largaste de casa joven, hiciste tu vida, llegaste a bombero, una vida digna y un trabajo digno.

El aludido asintió.

-Para ellos nunca será así, F.

Le puso la mano en el hombro y este le miró.

-Pues que les den por culo, no te merecen, ni como padres ni como personas, se portaron fatal contigo, por muy religiosos que fueran, eso no les da derecho a torturarte de esa manera. Así que si quieres la herencia, cógela, úsala. Porque es tuya y de nadie más.

Estación 117 (1- En llamas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora