Capítulo 92

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Había dejado a la niña con sus padres tras el cumpleaños exprés, le daba lástima que hubiera durado tan poco, pero todos tenían que regresar a sus puestos de trabajo. Se sentó en su silla y puso el auricular con micrófono, introdujo sus datos y abrió las aplicaciones. La primera llamada entró en apenas minutos, una mujer que se quejaba de que sus vecinos tenían la música muy alta. Envió a la policía por comunicado y siguió con su día a día. Llamada tras llamada, su cabeza divagaba, pensaba en Matt, en qué estaría pasando allí en Los Ángeles, en cómo estaría Evelyn y si podrían dar con Arthur antes de que todo esto terminara trágicamente. Otra llamada entró y presionó el botón.

-911 ¿Cuál es su emergencia?

-...por tu culpa es imposible que hayas no

-¿911? ¿Hola?

Escuchó el barullo al otro lado.

-¡Camina!

-¡Me haces daño! ¡¿Dónde estamos?! ¡¿A dónde me llevas?!

Hubo un silencio de segundos.

-Te dije que no me preguntaras nada, calla y camina Evie.

Vanessa se quedó en silencio, escuchando con atención, derivó la llamada a su superior, que se acercó a ella, era una mujer de unos cincuenta, con el cuerpo muy delgado y sonrisa afable, ambas escuchaban la conversación con atención.

-Creo que deberíamos derivar la llamada.-Comentó Vanessa.

-¿A la policía?

-A Ben, se encuentran en los Ángeles, han ido también algunos miembros de la policía de Texas con él, podría serles de utilidad la llamada.

La mujer asintió y Vanesa llamó al número privado del policía. Ben miró la pantalla el 911 y miró a Matt confundido. Contestó.

-¿Diga?

-Ben, soy Vanessa, tengo una llamada que igual os puede interesar.

Cuando me había dejado en el coche, esperé a que me soltara las esposas, cosa que hizo, en la parte trasera estaba mi mochila, por suerte antes de bajar me la había colgado a la espalda, estiré la mano sin que se diera cuenta y comencé a rebuscar. Habría jurado que mi móvil tenía que estar dentro. Él me miró de reojo y me quedé muy quieta. Arthur siguió conduciendo y yo apenas respiraba mientras sacaba el dispositivo móvil del interior. Aguanté el botón de encendido y la pantalla parpadeó. Puse mi pin y la pantalla de inicio apareció ante mí. Por suerte aún tenía batería suficiente, lo metí entre el borde del pantalón y mi vientre, tapándolo con la camiseta. Aquella podría ser mi única oportunidad de salir con vida de toda aquella situación.

Estación 117 (1- En llamas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora