-La profesora nos ha llamado, ¿habéis dicho a los niños de vuestra clase que os ibais a comer a sus abuelas?
-Sí.-La seguridad de Theo era abrumadora, Adrian asentía energicamente.
-Todas.
-No, nada de comerse abuelas.
-¿POQUE?-La R y Adrian aún no eran buenas amigas.
-Porque vosotros no queríais que nadie se comiera a vuestra abuela ¿verdad?
-No...-Theo negó.-La abuela me gusta, no me gusta que la coman.
-Pues no podéis decirle a los otros niños que os comeréis a sus abuelas, porque eso está feo. No es bonito. ¿Lo entendéis?
Ambos asintieron.
-¿Seguro que lo entendéis?-Riley miró a sus hijos que sonrieron.
-No nos comemos abuelas. No gustan.
-Bien.
-Ahora a vuestro cuarto.-Abigail besó sus frentes antes de que ambos niños desaparecieran por el pasillo.
Ambos se quedaron en silencio un buen rato. Mirando el pasillo, pensando en los niños, en su mente inocente, en cómo decían las cosas sin maldad para que luego al crecer todo se retorciera de un modo perverso.
-Me asusta que crezcan.
-¿Temes que coman abuelas?-Abi miró a su marido que negó.
-Temo que pierdan esa inocencia.
Ella le contempló en silencio. Era cierto que al crecer descubres otro mundo, no quería mantener a sus hijos en burbujas, sabía que ambos crecerían y se convertirían en adolescentes con las hormonas revolucionadas y cambios de humor drásticos. Pensó en su tierno Adrian, que la llamaba mami y que la buscaba por toda la casa y luego en su dulce Theo, que era incapaz de dormir sin escuchar sus latidos. Añoraría aquellos tiempos en algún futuro no muy lejano.
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Estación 117 (1- En llamas)
RomansaHuyendo de su pasado, termina mudándose a un pequeño pueblo de Texas, pero lejos de lograr pasar página, el pasado vuelve para terminar con ella. Solo un milagro podría sacarla de las llamas del infierno en el que se ha metido.