Capítulo 36

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-Iré a cambiarme, voy a por el coche.-Oliver ya se estaba dirigiendo a los vestuarios cuando la paramédica rubia le detuvo.

-No, ya tiene alguien que la va a llevar a casa.

-Además no puedo prescindir de los que quedáis. Lo siento.-Matt le miró y Oliver soltó un bufido antes de encerrarse en los vestuarios dando un portazo.

Se sentía pesada, como si un elefante la hubiera atropellado. Parpadeó unas cuantas veces, sentía la boca pastosa, como si las encías se le hubieran dormido. Miró a su alrededor, divisó una silueta que se inclinaba hacia ella.

-¿Taylor?

Ella levantó la mano y miró la vía, estaba en el hospital, lo último que recordaba es que se encontraba en aquel enorme hotel del centro, sacando a aquel tipo de la barandilla cuando se vio lanzada al vacío. Abrió los ojos como platos.

-No te preocupes, estás en el hospital, te hemos traído hace unas horas, ¿recuerdas lo que te ha pasado?

-Recuerdo que estábamos en aquel hotel y la barandilla cedió. ¿Me caí?

Él se sentó en la silla a su lado y asintió.

-Chocaste contra la planta inferior, te comiste toda la barandilla, pero los médicos dicen que no has tenido lesiones graves, de todos modos te quieren mantener en observación esta noche.

Ella asintió.

-¿No sufrí lesiones graves?

Él sonrió y negó.

-No, por suerte no, eres dura.

-Lo suficiente para romper una barandilla.-Se echó hacia atrás y cerró los ojos.-¿Y qué haces tú aquí?

-Vinimos a traerte los tres, alguien tenía que quedarse y prefiero ser yo, soy más prescindible.

Abrió los ojos y le miró.

-Nadie es prescindible, Chris, mucho menos tú.

Estación 117 (1- En llamas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora