XLVII

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Dos días antes del viaje al extranjero.

🔞

Por la "preocupación" de que su pareja se iba en poco tiempo, Mike decidió aprovechar e invitarlo a que tuvieran relaciones antes de que no volviera a verlo; todo una gran mentira para cumplir sus pasiones.

Antes de que todo el acto se cometiera, Ari se encontraba revisando su maleta, asegurándose de que todo estuviera en perfecto orden y que no le faltara nada.

Su pareja estaba sentada en la cama viendo como el de ojos bicolor se paseaba por la habitación, buscando si algo dejaba.

Mientras él estaba distraído, Miguel aprovechó a acostarse en la maleta, colocando la tapa encima suyo aunque no cerrara; daba a entender que algo se le olvidaba o, incluso, que iría con él, aunque esto no lo captó el otro.

Al voltear a ya cerrar su maleta, el especialista observó que el menor estaba ahí y parecía resignado a quedarse. Con ternura, lo levantó jalándolo de su mano.

—¿Qué haces, Mike? ¿Eh? —levantó su cara tomándolo del mentón.

—Nada, es solo que te vas lejos y... Ojalá pudiera ir contigo —habló algo triste Mike; le salía su actuación.

—Sí, yo también quisiera, pero no tengo tanto dinero para pagarte el boleto.

—¿A no?

—No... Bueno, sí, aunque es mejor ahorrarlo para otra situación —sonrió el castaño.

Un poco de culpa invadió la mente del rubio, pero de todas maneras, su plan ya estaba hecho.

—Y, por otra parte —alejó al de ojos grises para encender su celular—, esta aplicación me sigue marcando dos boletos.

En vez de culpa, sintió miedo.

—No sé que fallo tiene.

Como instinto, y para salir del enredo, inmediatamente el menor se abalanzó a abrazar y besar al mayor. Rápidamente lo fue empujando hasta la cama para tumbarlo ahí.
Otra cosa que hizo, fue quitarle su aparato electrónico para dejarlo lejos de su alcance.

Los besos iban subiendo en intensidad, al igual que los roces incrementaban.

Las muestras de afecto de Mike pasaron al cuello del de ojos heterocromáticos, pero este no pudo continuar y se apartó.

—Miguel, ya hablamos de esto. Por favor, para —intervino con tono de súplica.

—¿Por qué, Ari? Somos pareja, ¿No? Es lo que hacen —puso el de ojos grises como excusa—. Además, te vas a ir y me vas a dejar solo.

—¿Y eso qué?

—Pues que no vendría mal hacerlo una vez.

El psicólogo se quedó callado unos segundos mientras lo pensaba y por su parte, su pareja intentaba meterle presión.

—¿No... Ari~? —dijo para nuevamente dejarle besos repartidos en el rostro ajeno.

—Mgh~.

Luego de ver al menor tan emocionado y feliz, no tuvo más que aceptar.

—B-bien... ¡Pero primero debes darte un baño! —mandó el castaño.

—¡Sí, sí, sí!

Mike celebraba lo que había conseguido y con solo una toalla en mano, entró al baño a limpiarse.

Mi Psicólogo (Mikerap)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora