VIII

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Un día como cualquier otro, Mike estaba de camino a la Universidad, pasando por el parque donde había conocido a Flex.
Este cuando lo vió llegar, se ofreció a acompañarlo hasta la puerta de la institución; el rubio aceptó.

Iban llegando, cuando Flex se detuvo enfrente de Mike y empezó a platicarle de cosas que le sucedían con su novio. Ambos se echaban a reír, porque Silvio parecía consentir bien al menor.

Tanta era la risa que Trollino, quien iba llegando, vió a ellos divertirse mucho, era como si se conocieran de toda la vida.

No sabía que había pasado, pero el pelinegro quería interferir y eso hizo.

—Hola, Mike —interrumpió Trollino entre ambos.

—Hola Trolli, ¿Qué pasa? —cuestionó el rubio, volteando a verlo.

—Que se nos está haciendo tarde y tú no te mueves, pareces cotorro chismoso.

—Ehh, tal vez tengas razón.

El rubio se dirigió hacia el peliazul; Flex.

—Adiós, Flex.

—¡Adiós, Mike! —gritó para abrazar rápidamente al rubio y soltar otra risa.

Mike correspondió el abrazo, a la misma vez que reía y movía al menor de un lado a otro.
Cuando se separaron, Trollino agarró al de ojos grises de la mochila y lo metió casi arrastras a la Universidad. Flex, confundido, solo se marchó a su casa.

Ya adentro de la institución y del salón, Trollino aventó a Mike a su pupitre, mientras él se quedaba pasmado de la confusión.

—¿T-Trollino? ¿Qué te pasa? ¿Te sientes bien? —titubeó ante la pasada acción.

—¿Quién era? —mangoneó cruzándose de brazos.

—¿Q-quién era quién?

—¡No te hagas el tarado! —gritó—. ¡El chamaco de cabello azul que hablaba contigo en la entrada!

—¿F-Flex? ¿Qué hay de malo con él?

—¿Por qué te hablaba?

—¡Porque es un amigo que conocí!

—Mmm, pues no le vuelvas a hablar, no me transmite confianza.

—¿¡Qué!? ¿¡Cómo por qué!? —contradijo al pelinegro levantándose de su silla.

—¡Porque yo lo digo y punto!

Mike renegaba de su amigo, ese no era él. Parecía estar celoso, pero solo había hablado con Flex y además, él tenía pareja.

—¡No! —regañó Mike a Trollino.

—¿Qué? ¿Por qué no?

—PORQUE ES MI AMIGO Y TÚ NO DECIDES CON QUIEN ME PUEDO JUNTAR O CON QUIEN NO.

Todos los demás presentes en ese salón voltearon a ver al par de amigos. El pelinegro estaba paralizado por lo que el rubio mencionó, pensó que podría manipularlo a gusto, pero no fue así.

Mike, sintiendo todas las miradas juzgonas por parte de sus compañeros, decidió sentarse, ignorar a su amigo y simplemente sacar un libro. Trollino se fue a su lugar y se quedó pensando en lo que había dicho.

Al descanso, la novia de Mike le fue a molestar, como siempre. Él estaba sentado en otro lado, ya no en la cafetería, más bien, en unas gradas por los campos de fútbol, ahí tenía su almuerzo y comía en soledad.

—¡Hola! —exclamó la acosadora llegando al lado del rubio.

—Hola —devolvió el saludo sin muchas ganas.

Mi Psicólogo (Mikerap)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora